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Reflexiones del compañero Fidel El Norte revuelto y brutal

Reflexiones del compañero Fidel El Norte revuelto y brutal

Estaba leyendo materiales y libros en abundancia para cumplir mi promesa de continuar la Reflexión del 14 de abril sobre la Batalla de Girón, cuando eché una ojeada a las noticias frescas de ayer, que son abundantes como todos los días. Se pueden acumular montañas en cualquier semana, que van desde el terremoto en Japón, al triunfo de Ollanta Humala sobre Keiko, hija de Alberto Fujimori, expresidente de Perú.

Perú es gran exportador de plata, cobre, zinc, estaño y otros minerales; posee grandes yacimientos de uranio que poderosas transnacionales aspiran a explotar. Del uranio enriquecido salen las más terribles armas que conoció la humanidad, y el combustible de las centrales electronucleares que, pese a las advertencias de los ecologistas, se estaban construyendo a ritmo acelerado en Estados Unidos, Europa y Japón.

No sería justo, desde luego, culpar a Perú de esto. Los peruanos no crearon el colonialismo, el capitalismo y el imperialismo. Tampoco se puede culpar al pueblo de Estados Unidos, que es también víctima del sistema que ha engendrado allí a los políticos más atolondrados que ha conocido el planeta.

El pasado 8 de abril los amos del mundo dieron a la luz su acostumbrado informe anual sobre las violaciones de los “derechos humanos”, que motivó un agudo análisis en el sitio web Rebelión, suscrito por el cubano Manuel E. Yepe, basado en la respuesta del Consejo de Estado de China, enumerando hechos que demuestran la desastrosa situación de tales derechos en Estados Unidos.

“…Estados Unidos es el país donde más se agreden los derechos humanos, tanto en su propio país como en todo el mundo, y es una de las naciones que menos garantiza la vida, la propiedad y la seguridad personal de sus habitantes.

“Cada año, una de cada 5 personas es víctima de un crimen, la tasa más alta del planeta. Según cifras oficiales, las personas mayores de 12 años sufrieron 4,3 millones de actos violentos.

“La delincuencia creció alarmantemente en las cuatro mayores ciudades del país (Filadelfia, Chicago, Los Angeles y Nueva York) y se registraron notables incrementos respecto al año previo en otras grandes urbes (San Luis y Detroit).

“El Tribunal Supremo dictaminó que la posesión de armas para la defensa personal es un derecho constitucional que no puede ser ignorado por los gobiernos estaduales. Noventa de los 300 millones de habitantes del país poseen 200 millones de armas de fuego.

“En el país se registraron 12.000 homicidios causados por armas de fuego, mientras que el 47 por ciento de los robos se cometieron igualmente con uso de armas de fuego.

“A la sombra de la sección de "actividades terroristas" del Acta Patriótica, la tortura y la extrema violencia para obtener confesiones de sospechosos son prácticas comunes. Las condenas injustas se evidencian en las 266 personas, 17 de ellas ya en el corredor de la muerte, que han sido absueltas gracias a pruebas de ADN.

“Washington aboga por la libertad en Internet para hacer de la red de redes una importante herramienta diplomática de presión y hegemonía, pero impone estrictas restricciones en el ciberespacio en su propio territorio y trata de establecer un cerco legal para lidiar con el desafío que representa Wikileaks y sus filtraciones.

“Con una alta tasa del desempleo, la proporción de ciudadanos estadounidenses que vive en la pobreza alcanzó un nivel récord. Uno de cada ocho ciudadanos que participó el pasado año en los programas de cupones para alimentos.

“El número de familias acogidas en centros para desamparados aumentó un 7 por ciento y las familias tuvieron que permanecer más tiempo en los centros de acogida. Los delitos violentos contra estas familias sin techo aumentan sin cesar.

“La discriminación racial permea cada aspecto de la vida social. Los grupos minoritarios son discriminados en sus empleos, tratados de manera indigna y no son tenidos en cuenta para ascensos, beneficios o procesos de selección laboral. Un tercio de los negros sufrió discriminación en sus lugares de trabajo aunque sólo el 16% se atrevió a elevar queja.

“La tasa de desempleo entre los blancos es de un 16,2 %, entre hispanos y asiáticos del 22 %, y entre los negros es del 33 %. Los afroamericanos y los latinos representan el 41 por ciento de la población carcelaria. La tasa de afroamericanos cumpliendo cadena perpetua es 11 veces más alta que la de blancos.

“El 90 por ciento de las mujeres ha sufrido discriminación sexual de algún tipo en su lugar de trabajo. Veinte millones de mujeres son víctimas de violación, casi 60.000 presas han sufrido agresión sexual o violencia. Una quinta parte de las estudiantes universitarias son agredidas sexualmente y el 60 por ciento de las violaciones en campus universitarios ocurre en los dormitorios femeninos.

“Nueve de cada diez estudiantes homosexuales, bisexuales o transexuales sufren acoso en el centro escolar.

“El Informe dedica un capítulo a recordar las violaciones de los derechos humanos de que es responsable el gobierno de Estados Unidos fuera de sus fronteras. Las guerras de Irak y Afganistán, dirigidas por EEUU, han causado cifras exorbitantes de víctimas entre la población civil de estos países.

“Las acciones ‘antiterroristas’ de EEUU han incluido graves escándalos de abuso a prisioneros, detenciones indefinidas sin cargos o juicios en centros de detención como el de Guantánamo y otros lugares del mundo, creados para interrogar a los denominados ‘presos de gran valor elevado’ donde se aplican las peores torturas.

“También recuerda el documento chino que EEUU ha violado el derecho a existir y desarrollarse a la población cubana sin acatar la voluntad mundial expresada por la Asamblea General de la ONU durante 19 años consecutivos sobre ‘La necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba’.

“EEUU no ha ratificado convenciones internacionales sobre los derechos humanos como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de la Discriminación contra la Mujer; la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la Convención sobre los Derechos del Niño.

“Los datos que aporta el recuento presentado por el gobierno chino demuestran que el funesto historial de EEUU en este terreno lo descalifican como ‘juez de los derechos humanos en el mundo’. Su ‘diplomacia de los derechos humanos’ es pura hipocresía de doble rasero al servicio de sus intereses imperiales estratégicos. El gobierno chino aconseja al gobierno de EEUU que tome medidas concretas para mejorar su propia situación en derechos humanos, que examine y rectifique sus actividades en ese terreno y detenga sus actos hegemónicos consistentes en utilizar los derechos humanos para interferir en los asuntos internos de otros países.”

Lo importante de este análisis, a nuestro juicio, es que se haga tal denuncia en un documento suscrito por el Estado chino, un país de 1 341 millones de ciudadanos, que posee 2 millones de millones de dólares en sus reservas monetarias, sin cuya cooperación comercial el imperio se hunde. Me parecía importante que nuestro pueblo conociera los datos precisos contenidos en el documento del Consejo de Estado chino.

Si Cuba lo dijera, carecería de importancia; llevamos más de 50 años denunciando a esos hipócritas.

Martí había dicho hace 116 años, en 1895: “…el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia…”

“Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas”.

 

 

 

 

Fidel Castro Ruz

Abril 23 de 2011

7 y 32 p.m.

Discurso de clausura del 6to Congreso del Partido Comunista de Cuba, pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz

Discurso de clausura del 6to Congreso del Partido Comunista de Cuba, pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz

Compañeras y compañeros:

 

Nos vamos acercando al final del Congreso, luego de  intensas jornadas en las que los comunistas cubanos hemos discutido y aprobado los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, el Informe Central y diferentes resoluciones sobre los principales asuntos analizados.

 

Considero que la forma más digna y a la vez productiva de conmemorar el 50º Aniversario de la Victoria sobre la invasión mercenaria en Playa Girón, un día como hoy, el 19 de abril de 1961, es precisamente haber efectuado un magnífico Congreso del Partido, reunión que culmina tras algo más de cinco meses del inicio de las discusiones acerca de los Lineamientos, proceso de profundo carácter democrático y transparente, cuyo protagonismo indiscutible lo asumió el pueblo bajo la dirección del Partido.

 

Deseo, en nombre de los casi 800 mil militantes comunistas, de los mil delegados al Congreso, de la nueva dirección de nuestra organización y en particular, del compañero Fidel Castro Ruz, felicitar a todas las cubanas y cubanos por su decisiva participación en el debate y la indudable demostración de apoyo a la Revolución, lo cual constituye para nosotros motivo de satisfacción y lo más importante, una responsabilidad y compromiso superiores para lograr, con el concurso de todos, la actualización del modelo económico a fin de   garantizar el carácter irreversible del Socialismo en Cuba.

 

Ya expresamos en el Informe Central que no nos hacíamos ilusiones de que los Lineamientos y las medidas a ellos asociadas, por sí solos, fueran la solución a todos los problemas existentes. Para alcanzar el éxito en esta cuestión estratégica y en las demás, es preciso que de inmediato nos concentremos en hacer cumplir los acuerdos de este Congreso, bajo un denominador común en nuestra conducta: el ORDEN, la DISCIPLINA y la EXIGENCIA.

 

La actualización del modelo económico no es un milagro que pueda obrarse de la noche a la mañana, como algunos piensan; su despliegue total se logrará gradualmente en el transcurso del quinquenio, pues es mucho el trabajo de detalle, planificación y coordinación, tanto en el plano jurídico como en la preparación minuciosa de todos los que intervengan en su ejecución práctica.

 

También será necesario desarrollar una intensa labor de divulgación a la población sobre cada medida que vayamos adoptando y al mismo tiempo, mantener los pies y los oídos bien atentos y pegados a la tierra, para superar los obstáculos que encontremos y rectificar rápidamente los fallos que cometamos en su aplicación.

 

Estamos convencidos de que el principal enemigo que enfrentamos y enfrentaremos serán nuestras propias deficiencias y que por tanto, una tarea de tamaña dimensión para el futuro de la nación, no podrá admitir improvisaciones ni apresuramientos. No renunciaremos a hacer los cambios que hagan falta, como nos indicó Fidel en su reflexión de ayer, los que efectuaremos al ritmo que demanden las circunstancias objetivas y siempre con el apoyo y comprensión de la ciudadanía, sin poner nunca en riesgo nuestra arma más poderosa, la unidad de la nación en torno a la Revolución y sus programas.

 

Sin el menor afán de chovinismo, considero que Cuba está entre el reducido número de países del mundo que cuentan con las condiciones para transformar su modelo económico y salir de la crisis sin traumas sociales porque, en primer lugar, tenemos un pueblo patriótico, que se sabe poderoso por la fuerza que representa su unidad monolítica, la justeza de su causa y preparación militar, con elevada instrucción y orgulloso de su historia y raíces revolucionarias.

 

Avanzaremos con decisión a pesar del bloqueo norteamericano y las adversas condiciones imperantes en el mercado internacional, que se expresan, entre otras, en las restricciones para el acceso de Cuba a fuentes de financiamiento y la espiral de los precios del petróleo, que arrastra al resto de las materias primas y los alimentos; en pocas palabras, se encarece todo lo que adquirimos en el exterior.

 

A pocos meses de iniciado el 2011 y según datos muy recientes, ya se eleva a más de 800 millones de dólares el costo adicional de las  importaciones del año, sólo por el incremento de los precios, para adquirir las mismas cantidades planificadas, lo que nos obligará en cuanto termine el Congreso a realizar ajustes al plan aprobado en diciembre pasado.

 

En estos momentos el ahorro de recursos de todo tipo continúa siendo una de las fuentes principales de ingresos del país, pues todavía existen gastos irracionales e inmensas reservas de eficiencia que debemos explotar con mucho sentido común y sensibilidad política.

 

Pese al aceptable comportamiento obtenido hasta la fecha en la entrega de tierras ociosas en usufructo, al amparo del Decreto-Ley 259 del 2008, aún persisten miles y miles de hectáreas de superficie cultivable esperando por brazos dispuestos a extraerle los frutos que tanto demanda la población y la economía nacional y que podemos cosechar en nuestros campos para sustituir las cada vez más costosas importaciones de muchos productos, que hoy benefician a suministradores extranjeros, en lugar de a nuestros campesinos.

 

Lo primero que debemos hacer es cumplir lo que acabamos de aprobar en este evento y por ello no es fortuita la decisión de que el Comité Central analice en sus plenos, al menos dos veces al año, cómo se cumplen los acuerdos del Congreso, en particular la marcha de la actualización del modelo económico y la ejecución del plan de la economía.

 

En este sentido, debo resaltar la trascendencia de la tarea asignada a la Comisión Permanente del Gobierno para la Implementación y Desarrollo, la cual conducirá armónicamente los esfuerzos y acciones de los organismos y entidades nacionales involucrados en la actualización del modelo económico con el apoyo, en particular, del Ministerio de Economía y Planificación, que constituye el Estado Mayor del Gobierno para esta actividad del quehacer nacional.

 

Por otra parte, nuestros diputados tienen un mayor  trabajo por delante, ya que los Lineamientos aprobados por el Congreso serán sometidos al análisis de la Asamblea Nacional del Poder Popular, para su ratificación legislativa en los sucesivos períodos de sesiones, a medida que vayamos completando la elaboración de las normativas legales correspondientes.

 

Como ustedes escucharon, el Congreso acordó convocar  para el 28 de enero del próximo año, fecha en que se cumple el 159 aniversario del nacimiento de José Martí, la Conferencia Nacional, la cual en la práctica será una continuación del 6to Congreso, dedicada a valorar con realismo y espíritu crítico la labor del Partido y también precisar las transformaciones requeridas para ejercer el papel de fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado que le corresponde en virtud del Artículo cinco de la Constitución de la República. Asimismo, acordamos otorgar a dicha Conferencia facultades para actualizar los métodos y estilo de trabajo, estructuras y política de cuadros, incluyendo ampliar y renovar el Comité Central.

 

Como se expresa en su convocatoria, la Conferencia Nacional estará presidida por la determinación de “cambiar todo lo que debe ser cambiado” contenida en la brillante definición del concepto Revolución del compañero Fidel.

 

Para alcanzar el éxito, lo primero que estamos obligados a modificar en la vida del Partido es la mentalidad, que como barrera sicológica, según mi opinión, es lo que más trabajo nos llevará superar, al estar atada durante largos años a los mismos dogmas y criterios obsoletos. También será imprescindible rectificar errores y conformar, sobre la base de la racionalidad y firmeza de principios, una visión integral de futuro en aras de la preservación y desarrollo del Socialismo en las presentes circunstancias.

 

En materia de política de cuadros, con la elección del nuevo Comité Central, su Secretariado y el Buró Político, presentados en la mañana de hoy, hemos dado un primer paso para cumplimentar lo que acordamos en el Congreso, muy especialmente en lo que se refiere a iniciar un proceso gradual de renovación y rejuvenecimiento de la cadena de cargos políticos y estatales, al tiempo que se mejoró, de manera sustancial, la composición racial y de género.

 

El Comité Central quedó integrado por 115 miembros, de los cuales 48 son mujeres, el 41.7 por ciento, lo que más que triplica la proporción alcanzada en el congreso anterior, que fue del 13.3 por ciento. Los negros y mestizos son 36, creciendo en un 10 por ciento su representación, que asciende ahora al 31.3 por ciento.

 

Este resultado, que repito es un primer paso, no es fruto de la improvisación. El Partido, desde hace varios meses, venía trabajando con profundidad en esta dirección con el propósito de conformar una candidatura que tuviera en cuenta la necesidad de lograr proporciones justas de género y raza en la membresía del Comité Central.

 

Fueron seleccionados de la gigantesca cantera de graduados universitarios y especialistas calificados, que la Revolución no perdió tiempo en formar. Son hijos de la clase obrera, surgidos de las entrañas más humildes del pueblo, con una vida política activa en las organizaciones estudiantiles, la UJC y el Partido; jóvenes que en su mayoría cuentan con más de 10, 15 ó 20 años de experiencia en la base, sin dejar de trabajar en las profesiones que estudiaron y casi todos fueron propuestos por los núcleos donde militan, como parte del proceso de preparación del Congreso.

 

Nos corresponde en lo adelante darles seguimiento y proseguir su formación para prepararlos en interés de que progresivamente, con su trabajo, puedan ocupar responsabilidades superiores.

 

En la integración de los órganos superiores del Partido, no obstante la salida del Comité Central de 59 compañeros, la mitad de sus miembros efectivos, la mayoría de ellos con una positiva hoja de servicios a la Revolución; nos mantuvimos varios veteranos de la generación histórica y es lógico que así sea, como una de las consecuencias de las deficiencias cometidas en este ámbito, criticadas en el Informe Central, que nos han impedido contar hoy con la reserva de sustitutos maduros y con experiencia suficiente para asumir el relevo en los principales cargos del país.

 

Por consiguiente, seguiremos adoptando medidas similares en esta decisiva dirección durante la próxima Conferencia Nacional del Partido y en la vida diaria de nuestro quehacer partidista, gubernamental y estatal.

 

El compañero Fidel Castro Ruz, fundador y Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, nos dio el primer ejemplo de actitud consecuente en esta materia, al solicitar expresamente no ser incluido en la candidatura del Comité Central.

 

Fidel es Fidel y no precisa de cargo alguno para ocupar, por siempre, un lugar cimero en la historia, en el presente y en el futuro de la nación cubana. Mientras tenga fuerzas para hacerlo, y afortunadamente se encuentra en la plenitud de su pensamiento político, desde su modesta condición de militante del Partido y soldado de las ideas, continuará aportando a la lucha revolucionaria y a los propósitos más nobles de la Humanidad.

 

En lo que a mí respecta, asumo mi última tarea, con la firme convicción y compromiso de honor de que el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba tiene como misión principal y sentido de su vida: defender, preservar y proseguir perfeccionando el Socialismo y no permitir jamás el regreso del régimen capitalista.

 

En el Buró Político, como podrán observar, se refleja una adecuada proporción de Jefes principales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Es natural que sea así, lo cual fundamento citando las palabras del compañero Fidel en el Informe Central al Primer Congreso del Partido:

 

“El Ejército Rebelde fue el alma de la Revolución. De sus armas victoriosas emergió libre, hermosa, pujante e invencible la patria nueva… Cuando se fundó el Partido… nuestro ejército, heredero a su vez del heroísmo y la pureza patriótica del Ejército Libertador y continuador victorioso de sus luchas, depositó en sus manos las banderas de la Revolución y fue a partir de ese instante y para siempre su más fiel, disciplinado, humilde e inconmovible seguidor”. Fin de la cita.

 

Tengo sobradas razones para proclamar que las Fuerzas Armadas Revolucionarias, de las cuales albergo el orgullo de haber sido ministro por casi 49 años, nunca renunciarán a cumplir ese papel al servicio de la defensa del pueblo, del Partido, de la Revolución y el Socialismo.

 

La condición de miembro del Comité Central, si bien en parte había sido hasta ahora un reconocimiento a la trayectoria de lucha de los elegidos, lo cual fue justo, a partir de este momento deberá predominar el concepto de que en esencia, esa categoría representa una enorme responsabilidad frente al Partido y el pueblo, pues entre congreso y congreso, el Comité Central es el organismo superior de dirección partidista y le corresponden, según los estatutos, amplias facultades en el control de la aplicación de la política trazada y los programas de desarrollo económico y social del país, así como en la política de cuadros y la labor ideológica, entre otras.

 

En consonancia con ello, se requiere elevar la preparación y superación constante de sus miembros, ya que nos proponemos utilizar activamente al Comité Central en la materialización de los acuerdos del Congreso, como foro para analizar de modo colegiado, sin asomo de formalismo, los principales temas de la vida del Partido y la nación.

 

Lo propio haremos en el Buró Político, como le compete, por ser el organismo superior de dirección entre los plenos del Comité Central.

 

El Buró Político se compone de 15 miembros, reduciéndose en comparación con el anterior de 24 integrantes, cantidad que en la práctica resultó excesiva. En él ingresaron tres nuevos compañeros: Mercedes López Acea, Primera Secretaria del Comité Provincial del Partido en La Habana; Marino Murillo Jorge, Vicepresidente del Consejo de Ministros y Jefe de la Comisión Permanente del Gobierno para la Implementación y Desarrollo y Adel Yzquierdo Rodríguez, quien recientemente fue nombrado Ministro de Economía y Planificación.

 

Estas promociones no son casuales, en el primer caso obedece a la prioridad que el Partido concede a su labor en la capital, de más de dos millones de habitantes y en los restantes compañeros, responde a la significación estratégica de la actualización del modelo económico y el desarrollo de la economía nacional.

 

Mantendremos la útil práctica de reunir de conjunto, semanalmente, a la Comisión del Buró Político con el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, para evaluar los asuntos fundamentales del acontecer nacional, al tiempo que continuaremos propiciando la participación en las sesiones mensuales del Consejo de Ministros, según los temas a debatir y en calidad de invitados, a los miembros del Buró Político y del Secretariado del Comité Central, el Consejo de Estado y la presidencia de la Asamblea Nacional; los cuadros centro de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), demás organizaciones de masas y la UJC, al igual que  a los primeros secretarios de los comités provinciales del Partido y los presidentes de los consejos de la Administración Provincial.

 

Este método ha probado su eficacia para trasmitir, sin intermediarios, a los principales dirigentes de todo el país, informaciones indispensables y orientaciones para el desempeño de sus responsabilidades.

 

Finalmente, a ninguno de nosotros escapa la importancia histórica que revistió para el destino de la Revolución la aplastante derrota a la invasión mercenaria de Playa Girón, como resultado de la firme, incesante y decidida acción de nuestros combatientes, que bajo el mando directo del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien se mantuvo todo el tiempo en el teatro de operaciones donde se libraban las acciones combativas, destrozaron, en menos de 72 horas, el intento del gobierno de los Estados Unidos de crear una cabeza de playa en un apartado rincón de la patria, al cual pretendían trasladar después, desde una base militar en la Florida, un gobierno títere que solicitara a la Organización de Estados Americanos, la tristemente célebre OEA, la intervención militar de fuerzas norteamericanas, ubicadas en aguas muy cercanas, acompañando al contingente mercenario desde su salida de costas centroamericanas, como ya habían hecho en Guatemala en 1954 siete años antes, al derrocar al gobierno progresista de Jacobo Arbenz.

 

Sirva la ocasión para repetir las palabras de Fidel en el décimo quinto aniversario de la Victoria, el 19 de abril de 1976 cuando dijo: “A partir de Girón todos los pueblos de América fueron un poco más libres” fin de la cita.

 

En Girón por primera vez fue empleado en defensa del socialismo en Cuba el armamento suministrado por la entonces Unión Soviética pocos meses antes, sin apenas haberlo podido asimilar completamente. Es justo, un día como hoy, reconocer que sin la ayuda de los pueblos que componían aquel inmenso país, en especial el pueblo ruso, la Revolución no hubiera podido sobrevivir en los años iniciales ante las crecientes y continuas agresiones del imperialismo y por eso les estaremos eternamente agradecidos.

 

Nuestra gratitud, un día como hoy, a los actuales países socialistas por su invariable cooperación y apoyo en todos estos años de duras batallas y sacrificios.

 

Los pueblos hermanos del Tercer Mundo, en especial  los de América Latina y el Caribe, que se esfuerzan por transformar la herencia de siglos de dominación colonial saben que siempre contarán con nuestra solidaridad y apoyo.

 

Un caluroso saludo fraternal a los partidos comunistas y demás fuerzas progresistas de todo el planeta, que luchan sin cesar, partiendo de la firme convicción de  que un mundo mejor es posible.

 

También deseo expresar el reconocimiento del pueblo cubano a todos los gobiernos que, año tras año, han reclamado con su voto y con su voz, en las Naciones Unidas, el cese del  bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos a Cuba.

 

Finalmente, llegue nuestro agradecimiento a todas y todos aquellos que de uno u otro modo participaron en la exitosa organización y aseguramiento de este Congreso.

 

Creo que no existe mejor modo de celebrar el 50 aniversario del Día de la Victoria en Playa Girón, que clausurar este histórico Congreso del Partido con el simbolismo que encierra la “Elegía de los Zapaticos Blancos” del Indio Naborí, declamada vibrantemente por el actor Jorge Ryan y las emocionadas palabras de Nemesia, la niña carbonera que vio morir indefensa a su madre y las heridas producidas a su abuela y dos hermanos por la acción asesina de aviones pintados con las insignias cubanas y cuyos zapatos blancos, perforados por la metralla enemiga, se exponen en el museo de Playa Girón, como constancia material de que la Revolución se mantiene victoriosa 50 años después, rindiéndole honor a sus caídos.

 

Muchas gracias.



Reflexiones del compañero Fidel Mi ausencia en el Comité Central

Reflexiones del compañero Fidel Mi ausencia en el Comité Central

Conocía el informe del compañero Raúl al Sexto Congreso del Partido.
Me lo había mostrado varios días antes por su propia iniciativa, como hizo con muchos otros asuntos sin que yo lo solicitara, porque había delegado, como ya expliqué, todos mis cargos en el Partido y el Estado en la Proclama del 31 de julio de 2006.
Hacerlo era un deber que no vacilé un instante en cumplir.
Sabía que mi estado de salud era grave, pero estaba tranquilo: la Revolución seguiría adelante; no era su momento más difícil después que la URSS y el Campo Socialista habían desaparecido. Bush estaba en el trono desde el 2001 y tenía designado un gobierno para Cuba; pero una vez más, mercenarios y burgueses se quedaron con las maletas y baúles en su dorado exilio.
Los yankis, además de Cuba, tenían ahora otra Revolución en Venezuela. La estrecha cooperación entre ambos países pasará también a la historia de América como ejemplo del enorme potencial revolucionario de los pueblos con un mismo origen y una misma historia.
Entre los muchos puntos abordados en el proyecto de Informe al Sexto Congreso del Partido, uno de los que más me interesó fue el que se relaciona con el poder. Textualmente expresa: “…hemos arribado a la conclusión de que resulta recomendable limitar, a un máximo de dos períodos consecutivos de cinco años, el desempeño de los cargos políticos y estatales fundamentales. Ello es posible y necesario en las actuales circunstancias, bien distintas a las de las primeras décadas de la Revolución, aún no consolidada y por demás sometida a constantes amenazas y agresiones.”
Me agradó la idea; era un tema sobre el que yo había meditado mucho. Acostumbrado desde los primeros años de la Revolución a leer todos los días los despachos de las agencias de noticias, conocía el desarrollo de los acontecimientos en nuestro mundo, aciertos y errores de los Partidos y los hombres. Abundan los ejemplos en los últimos 50 años.
No los citaré para no extenderme ni herir susceptibilidades. Albergo la convicción de que el destino del mundo podía ser en este momento muy distinto sin los errores cometidos por líderes revolucionarios que brillaron por su talento y sus méritos. Tampoco me hago la ilusión de que en el futuro la tarea será más fácil, sino al revés.
Digo simplemente lo que a mi juicio considero un deber elemental de los revolucionarios cubanos. Mientras más pequeño sea un país y más difíciles las circunstancias, más obligado está a evitar errores.
Debo confesar que no me preocupé realmente nunca por el tiempo que estaría ejerciendo el papel de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros y Primer Secretario del Partido. Era además, desde que desembarcamos, Comandante en Jefe de la pequeña tropa que tanto creció más tarde. Desde la Sierra Maestra había renunciado a ejercer la presidencia provisional del país después de la victoria que desde temprano avizoré para nuestras fuerzas, bastante modestas todavía en 1957; lo hice porque ya las ambiciones con relación a ese cargo estaban obstruyendo la lucha.
Fui casi obligado a ocupar el cargo de Primer Ministro en los meses iniciales de 1959.
Raúl conocía que yo no aceptaría en la actualidad cargo alguno en el Partido; él había sido siempre quien me calificaba de Primer Secretario y Comandante en Jefe, funciones que, como se conoce, delegué en la Proclama señalada cuando enfermé gravemente. Nunca intenté ni podía físicamente ejercerlas, aún cuando había recuperado considerablemente la capacidad de analizar y escribir.
Sin embargo, él nunca dejó de transmitirme las ideas que proyectaba.
Surge otro problema: la Comisión Organizadora estaba discutiendo el número total de miembros del Comité Central que debían proponer al Congreso. Con muy buen criterio, ésta apoyaba la idea sostenida por Raúl de que en el seno del Comité Central se incrementara la presencia del sector femenino y la de los descendientes de esclavos procedentes de África. Ambos eran los más pobres y explotados por el capitalismo en nuestro país.
A su vez, había algunos compañeros que, ya por sus años o su salud, no podrían prestar muchos servicios al Partido, pero Raúl pensaba que sería muy duro para ellos excluirlos de la lista de candidatos. No vacilé en sugerirle que no se excluyera a esos compañeros de tal honor, y añadí que lo más importante era que yo no apareciera en esa lista.
Pienso que he recibido demasiados honores. Nunca pensé vivir tantos años; el enemigo hizo todo lo posible por impedirlo; incalculable número de veces intentó eliminarme, y yo muchas veces “colaboré” con ellos.
A tal ritmo avanzó el Congreso que no tuve tiempo de transmitir una palabra sobre el asunto antes de que recibiera las boletas.
Alrededor del mediodía Raúl me envió con su ayudante una boleta, y pude ejercer así mi derecho al voto como delegado al Congreso, honor que los militantes del Partido en Santiago de Cuba me otorgaron sin que yo supiera una palabra. No lo hice mecánicamente. Leí las biografías de los nuevos miembros propuestos. Son personas excelentes, varias de las cuales había conocido en el lanzamiento de un libro sobre nuestra guerra revolucionaria, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en los contactos con los Comités de Defensa de la Revolución, las reuniones con los científicos, con los intelectuales y en otras actividades. Voté y hasta pedí fotos del momento en que ejercía ese derecho.
Recordé también que me falta bastante todavía de la historia sobre la Batalla de Girón. Trabajo en ella y estoy comprometido a entregarla pronto; tengo en mente además escribir sobre otro importante acontecimiento que vino después.
¡Todo antes de que el mundo se acabe!
¿Qué les parece?





Fidel Castro Ruz
Abril 18 de 2011
4 y 55 p.m.

INFORME CENTRAL AL VI CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

INFORME CENTRAL AL VI CONGRESO  DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

INFORME CENTRAL

AL VI CONGRESO
DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

 

 

Compañeras y compañeros:

 

Iniciamos esta tarde las sesiones del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba en una fecha trascendental de nuestra historia, el 50 aniversario de la proclamación del carácter socialista de la Revolución por parte de su Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, el 16 de abril de 1961 al despedir a los caídos en los bombardeos a las bases aéreas el día anterior, como preludio de la invasión mercenaria por Playa Girón, organizada y financiada por el gobierno de Estados Unidos, que formaba parte de sus planes para destruir la Revolución y restablecer, con el concierto de la Organización de Estados Americanos (OEA), el dominio sobre Cuba.

Fidel decía entonces al pueblo armado y enardecido: “Eso es lo que no pueden perdonarnos [...] que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos [...] Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes. Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida”. Fin de la cita.

 La respuesta a ese llamado no se hizo esperar y en el enfrentamiento a la agresión varias horas después, los combatientes del Ejército Rebelde, policías y milicianos derramaron, por vez primera, su sangre en defensa del socialismo y alcanzaron la victoria antes de 72 horas, bajo la conducción del propio compañero Fidel.

La Revista Militar que presenciamos en la mañana de hoy, dedicada a las jóvenes generaciones y particularmente la vibrante marcha del pueblo a continuación, son una prueba elocuente de las fuerzas de que dispone la Revolución para seguir el ejemplo de los heroicos combatientes de Playa Girón.

De la misma forma haremos en ocasión del Día Internacional de los Trabajadores, el próximo primero de mayo, a lo largo y ancho del país, para patentizar la unidad de los cubanos en defensa de su independencia y soberanía nacional, conceptos que la historia ha probado que sólo es posible conquistar con el socialismo.

Este Congreso, como órgano supremo de la organización partidista, según se establece en el artículo 20 de sus Estatutos, que reúne hoy a mil delegados en representación de cerca de 800 mil militantes agrupados en más de 61 mil núcleos, en la práctica comenzó el 9 de noviembre del pasado año, cuando fue presentado el Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, cuestión que, como ya se ha indicado, constituye el tema principal del evento, en el cual están cifradas grandes expectativas del pueblo.

A partir de entonces se celebraron numerosos seminarios que sirvieron al propósito de esclarecer y profundizar en el contenido de los Lineamientos y de ese modo preparar adecuadamente a los cuadros y funcionarios, que a su vez encabezarían el proceso de discusión con la militancia, las organizaciones de masas y la población en general.

Durante tres meses, del primero de diciembre del 2010 al 28 de febrero del presente año, se desarrolló el debate, en el cual participaron 8 millones 913 mil 838 personas en más de 163 mil reuniones efectuadas en el seno de las diferentes organizaciones, registrándose una cifra superior a tres millones de intervenciones. Cabe aclarar que en el conjunto de participantes se incluyen, sin haberse definido con exactitud, decenas de miles de militantes del Partido y la UJC, que asistieron tanto a las reuniones de sus núcleos o comités de base como a las celebradas en los centros de trabajo o estudio y además en las comunidades donde residen. Es también el caso de quienes no militan y participaron en sus colectivos de trabajo y posteriormente en los respectivos barrios.

La propia Asamblea Nacional del Poder Popular dedicó casi dos jornadas completas en su última sesión ordinaria, el pasado diciembre, a analizar entre los diputados el proyecto de Lineamientos.

Este proceso puso de manifiesto la capacidad del Partido para conducir un diálogo serio y transparente con la población sobre

cualquier asunto, por sensible que éste fuera, máxime cuando se trata de ir forjando un consenso nacional acerca de los rasgos que deberán caracterizar al Modelo Económico y Social del país.

Al propio tiempo, los resultados del debate, por los datos recopilados, constituyen un formidable instrumento de trabajo, para la dirección del Gobierno y el Partido a todos los niveles, así como una suerte de referéndum popular respecto a la profundidad, alcance y ritmo de los cambios que debemos introducir.

En un verdadero y amplio ejercicio democrático, el pueblo manifestó libremente sus opiniones, esclareció dudas, propuso modificaciones, expresó sus insatisfacciones y discrepancias y también sugirió abordar la solución de otros problemas no contenidos en el documento.

Una vez más se pusieron a prueba la confianza y unidad mayoritaria de los cubanos en torno al Partido y la Revolución, unidad que no niega diferencias de opiniones, sino que se fortalece y consolida con ellas. Todos los planteamientos, sin exclusión alguna, fueron incorporados al análisis, lo que permitió enriquecer el proyecto que se somete a la consideración de los delegados al Congreso.

No sería infundado expresar que, en su esencia, el Congreso ya se celebró en medio de ese magnífico debate con la población. A los delegados nos quedaría en estas sesiones realizar la discusión final del proyecto y la elección de los órganos superiores de dirección partidista.

La Comisión de Política Económica del VI Congreso del Partido, encargada primero de la elaboración del proyecto de Lineamientos, fue responsabilizada después con la organización del proceso de su debate y trabajó en las cinco direcciones principales siguientes:

 

1. La reformulación de los Lineamientos teniendo en cuenta las opiniones recogidas.

2. Organización, orientación y control de su instrumentación.

3. La preparación minuciosa de los cuadros y otros participantes para la implementación de algunas de las medidas ya en ejecución en estos momentos.

4. Supervisión sistemática a los organismos y entidades encargados de poner en práctica las decisiones derivadas de los Lineamientos y evaluación de sus resultados.

5. Conducción de la divulgación a la población.

 

En cumplimiento de lo anterior, se reformuló el proyecto de Lineamientos, el cual fue sometido a análisis, los días 19 y 20 de marzo, en sendas sesiones del Buró Político y el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, con la participación del Secretariado del Comité Central del Partido, los cuadros centro de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y demás organizaciones de masas y de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), resultando aprobado en esa instancia, también en calidad de proyecto, que se distribuyó a ustedes para su examen durante tres días en el seno de cada una de las delegaciones provinciales al Congreso, con la intervención activa de los invitados y que será debatido en las cinco comisiones de este evento partidista para su aprobación.

A continuación brindaré algunos datos para ilustrar al pueblo sobre los resultados de la discusión de los Lineamientos, aunque posteriormente se publicará una información detallada.

El documento original contenía 291 lineamientos, de los cuales 16 fueron integrados en otros, 94 mantuvieron su redacción, en 181 se modificó su contenido y se incorporaron 36 nuevos, resultando un total de 311 en el actual proyecto.

Estos números, en simple aritmética, constatan la calidad de la consulta, donde en mayor o menor medida, algo más de dos tercios de los lineamientos, exactamente el 68%, fueron reformulados.

Este proceso se rigió por el principio de no hacer depender la validez de una propuesta de la cantidad de opiniones vertidas. Muestra de ello es que varios de los lineamientos fueron modificados o suprimidos, partiendo del planteamiento de una sola persona o un número reducido de ellas.

Asimismo, es necesario explicar que algunos pronunciamientos no se ven reflejados en esta etapa, ya sea porque se requiere profundizar en la temática, al no disponerse de las condiciones requeridas o en otros casos, por entrar en abierta contradicción con la esencia del socialismo, como por ejemplo, 45 proposiciones que abogaron por permitir la concentración de la propiedad.

Quiero con esto exponer que, aunque como tendencia existió en general comprensión y apoyo al contenido de los lineamientos, no hubo unanimidad ni mucho menos y eso era precisamente lo que necesitábamos, si de verdad pretendíamos una consulta democrática y seria con el pueblo. 

Por lo anterior, podemos calificar con total seguridad a los lineamientos como la expresión de la voluntad del pueblo contenida en la política del Partido, el Gobierno y el Estado, de actualizar el Modelo Económico y Social con el objetivo de garantizar la continuidad e irreversibilidad del socialismo, así como el desarrollo económico del país y la elevación del nivel de vida, conjugados con la necesaria formación de valores éticos y políticos de nuestros ciudadanos.

Como era de esperar, en la discusión de los Lineamientos, la mayor cantidad de proposiciones se concentró en el capítulo SEXTO “Política Social” y el capítulo SEGUNDO “Políticas macroeconómicas”, sumando ambos el 50.9% del total. Les siguieron, en orden descendente, los capítulos ONCENO “Políticas para las Construcciones, Viviendas y Recursos Hidráulicos”, el DÉCIMO “Política para el Transporte” y el capítulo PRIMERO “Modelo de Gestión Económica”. En estos cinco capítulos, del total de 12, se agrupa el 75% de las opiniones.

Por otra parte, en 33 lineamientos, el 11% del total, se aglutinó el 67% de las propuestas, siendo los lineamientos: 162, que trata la eliminación de la libreta de abastecimientos, el 61 y 62 sobre la política de precios, el 262 acerca de la transportación de pasajeros, el 133 referente a la educación, el 54 relativo a la unificación monetaria y el 143 asociado a la calidad de los servicios de salud, los que motivaron una mayor cantidad de proposiciones.

La libreta de abastecimientos y su eliminación fue, sin dudas, el asunto que provocó más intervenciones de los participantes en el debate y es lógico que así fuese; dos generaciones de cubanos han pasado su vida bajo este sistema de racionamiento que, a pesar de su nocivo carácter igualitarista, brindó durante décadas a todos los ciudadanos el acceso a alimentos básicos a precios irrisorios, altamente subsidiados.

Este instrumento de distribución, si bien fue introducido en los años 60 con una vocación igualitaria en momentos de escasez, para proteger a nuestro pueblo de la especulación y el acaparamiento con fines de lucro por parte de unos pocos, se ha venido convirtiendo, con el decursar de los años, en una carga insoportable para la economía y en un desestímulo al trabajo, además de generar ilegalidades diversas en la sociedad.

Como la libreta está diseñada para cubrir a los más de 11 millones de cubanos por igual, no faltan ejemplos absurdos como que el café normado se abastece hasta a los recién nacidos. Lo mismo pasaba con los cigarros hasta septiembre del 2010 que se surtía sin distinguir a fumadores y no fumadores, propiciando el crecimiento de este dañino hábito en la población.

En este sensible tema el abanico de opiniones es muy amplio, desde quienes sugieren suprimirla de inmediato hasta aquellos que se oponen enfáticamente a su eliminación y proponen normarlo todo, incluyendo los artículos industriales. Otros opinan que para combatir el acaparamiento y garantizar el acceso de todos a los alimentos básicos, debería, en una primera etapa, mantenerse la cuota normada, aunque los precios dejen de subsidiarse. No pocos recomiendan privar de la libreta a los que no estudien o trabajen, o aconsejan que los ciudadanos con mayor ingreso voluntariamente prescindan de este sistema.

Ciertamente la canasta familiar normada, justificada en circunstancias históricas concretas, al haberse mantenido durante tanto tiempo, contradice en su esencia el principio de la distribución que debe caracterizar al socialismo, o sea, “De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo” y esta situación debe ser superada.

Al respecto, considero propicio recordar lo planteado por el compañero Fidel en el Informe Central al Primer Congreso del Partido el 17 de diciembre de 1975, cito: “En la conducción de nuestra economía hemos adolecido indudablemente de errores de idealismo y en ocasiones hemos desconocido la realidad de que existen leyes económicas objetivas a las cuales debemos atenernos”. Fin de la cita.

El problema que enfrentamos no es de concepto, radica en cómo, cuándo y con qué gradualidad lo haremos. La supresión de la libreta no constituye un fin en sí mismo, ni puede verse como una decisión aislada, sino como una de las principales medidas que será imprescindible aplicar para erradicar las profundas distorsiones existentes en el funcionamiento de la economía y la sociedad en su conjunto.

A nadie en su sano juicio en la dirección de este país se le puede ocurrir decretar de golpe la eliminación de ese sistema, sin previamente crear las condiciones para ello, lo que se traduce en realizar otras transformaciones del Modelo Económico en aras de incrementar la eficiencia y la productividad del trabajo, de modo que se puedan garantizar con estabilidad niveles de producción y oferta de los productos y servicios básicos a precios no subsidiados y a la vez accesibles a todos los ciudadanos.

Este asunto, lógicamente, guarda estrecha relación con los precios y la unificación monetaria, los salarios y el fenómeno de la “pirámide invertida”, que como se aclaró en el Parlamento el pasado 18 de diciembre, se expresa en la no correspondencia de la retribución salarial con la jerarquía e importancia de la labor desempeñada, problemáticas que se reflejaron en alta proporción en los planteamientos realizados.

En Cuba, bajo el socialismo, jamás habrá espacio para las “terapias de choque” en contra de los más necesitados y que son, tradicionalmente, los que apoyan a la Revolución con mayor firmeza, a diferencia de los paquetes de medidas que se emplean con frecuencia por mandato del Fondo Monetario Internacional y otras organizaciones económicas internacionales en detrimento de los pueblos del Tercer Mundo e incluso, en los últimos tiempos, en las naciones más desarrolladas, donde se reprimen con violencia las manifestaciones populares y estudiantiles.

La Revolución no dejará a ningún cubano desamparado y el sistema de atención social se está reorganizando para asegurar el sostenimiento diferenciado y racional de aquellos que realmente lo requieran. En lugar de subsidiar masivamente productos, como hacemos ahora, se pasará progresivamente al apoyo de personas sin otro sostén.

Este principio conserva total vigencia en el reordenamiento de la fuerza laboral, ya en marcha, para reducir las plantillas infladas en el sector estatal, bajo estricta observancia de la idoneidad demostrada, proceso que continuará adelante, sin prisas, pero sin pausa y su ritmo estará determinado por nuestra capacidad de ir creando las condiciones requeridas para su total despliegue.

A ello deberá contribuir, entre otros factores, la ampliación y flexibilización del trabajo en el sector no estatal. Esta forma de empleo, a la que se han acogido algo más de 200 mil cubanos de octubre del pasado año a la fecha, duplicándose la cantidad de trabajadores por cuenta propia, constituye una alternativa laboral amparada en la legislación vigente y por tanto, debe contar con el apoyo, respaldo y protección de las autoridades, a todos los niveles, al tiempo que se exija, con el rigor que demanda la ley, el estricto cumplimiento de sus obligaciones, incluyendo las tributarias.

El incremento del sector no estatal de la economía, lejos de significar una supuesta privatización de la propiedad social, como afirman algunos teóricos, está llamado a convertirse en un factor facilitador para la construcción del socialismo en Cuba, ya que permitirá al Estado concentrarse en la elevación de la eficiencia de los medios fundamentales de producción, propiedad de todo el pueblo y desprenderse de la administración de actividades no estratégicas para el país.

Ello, por otra parte, favorecerá que el Estado continúe asegurando a toda la población por igual y de manera gratuita, los servicios de Salud y Educación, protegerlos de forma adecuada mediante los sistemas de Seguridad y Asistencia Social, promover la cultura física y el deporte en todas sus manifestaciones y defender la identidad y la conservación del patrimonio cultural y la riqueza artística, científica e histórica de la nación.

El Estado Socialista tendrá entonces mayores posibilidades de hacer realidad el pensamiento martiano que preside a nuestra Constitución: “Yo quiero que la Ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.

Corresponde al Estado defender la soberanía e independencia nacional, valores que enorgullecen a los cubanos y continuar garantizando el orden público y la seguridad ciudadana que distinguen a Cuba por ser uno de los países más seguros y tranquilos del mundo, sin narcotráfico ni crimen organizado, sin niños o adultos mendigos, sin trabajo infantil, sin cargas de caballería contra los trabajadores, estudiantes u otros sectores de la población, sin ejecuciones extrajudiciales, cárceles clandestinas ni torturas, a pesar de las campañas que sin prueba alguna constantemente se orquestan contra nosotros, ignorando con marcada intención que todas esas realidades son, en primer lugar, derechos humanos fundamentales, a los que ni siquiera se puede aspirar por la mayoría de los habitantes del planeta.

Ahora bien, para poder garantizar todas esas conquistas del socialismo sin retroceder en su calidad y alcance, los programas sociales deben caracterizarse por una mayor racionalidad, de manera que con gastos menores se obtengan resultados superiores y sostenibles en el futuro y que además guarden una adecuada correlación con la situación económica general de la nación.

Como se aprecia en los Lineamientos, estas ideas tampoco están reñidas con la importancia que otorgamos a la separación precisa del papel que corresponde jugar en la economía a los organismos estatales, por una parte, y a las empresas por la otra, asunto que por décadas se ha visto plagado de confusiones e improvisaciones y que estamos obligados a solucionar a mediano plazo en el marco del perfeccionamiento y fortalecimiento de la institucionalidad.

La comprensión plena de estos conceptos nos permitirá avanzar con solidez y sin retrocesos en la paulatina descentralización de facultades, desde el Gobierno Central hacia las administraciones locales y desde los ministerios y otras entidades nacionales en favor de la autonomía creciente de la empresa estatal socialista.

El modelo excesivamente centralizado que caracteriza actualmente nuestra economía deberá transitar, con orden y disciplina y con la participación de los trabajadores, hacia un sistema descentralizado, en el que primará la planificación, como rasgo socialista de dirección, pero no ignorará las tendencias presentes en el mercado, lo que contribuirá a la flexibilidad y permanente actualización del plan.

La experiencia práctica nos ha enseñado que el exceso de centralización conspira contra el desarrollo de la iniciativa en la sociedad y en toda la cadena productiva, donde los cuadros se acostumbraron a que todo se decidiera “arriba” y en consecuencia, dejaban de sentirse responsabilizados con los resultados de la organización que dirigían.

Nuestros empresarios, salvo excepciones, se acomodaron a la tranquilidad y seguridad de la “espera” y desarrollaron alergia por el riesgo que entraña la acción de adoptar decisiones, o lo que es lo mismo: acertar o equivocarse.

Esta mentalidad de la inercia debe ser desterrada definitivamente para desatar los nudos que atenazan al desarrollo de las fuerzas productivas. Es una tarea de importancia estratégica y no es casual que esté recogida, de una u otra manera, en los 24 lineamientos del capítulo PRIMERO, “Modelo de Gestión Económica”.

En esta materia no podemos admitir improvisaciones o apresuramientos. Para descentralizar y cambiar la mentalidad, es requisito obligado elaborar el marco regulatorio que defina con claridad las facultades y funciones de cada eslabón, desde la nación a la base, acompañadas invariablemente por los procedimientos de control contable, financiero y administrativo.

Ya se viene avanzando en esta dirección. Desde hace casi dos años se iniciaron los estudios para perfeccionar el funcionamiento, así como la estructura y composición de los órganos de Gobierno en los diferentes niveles de dirección, obteniéndose como resultado la puesta en vigor del Reglamento del Consejo de Ministros, la reorganización del sistema de trabajo con los cuadros del Estado y el Gobierno, la introducción de procedimientos de planificación de las actividades principales, el establecimiento de las bases organizativas para disponer de un sistema de información del Gobierno, efectivo y oportuno, con su infraestructura de infocomunicaciones y la creación, con carácter experimental, bajo una nueva concepción funcional y estructural, de las provincias Mayabeque y Artemisa.

Para comenzar a descentralizar facultades, deberá rescatarse por parte de los cuadros estatales y empresariales, el notorio papel que corresponde jugar al contrato en la economía, tal y como se expresa en el lineamiento número 10. Ello también contribuirá a restablecer la disciplina y el orden en los cobros y pagos, asignatura con calificaciones insatisfactorias en buena parte de nuestra economía.

Como subproducto no menos importante, el uso adecuado del contrato como herramienta reguladora de las interrelaciones entre los diferentes actores económicos, devendrá un efectivo antídoto contra el extendido hábito del “reunionismo”, o lo que es lo mismo, el exceso de reuniones, chequeos y otras actividades colectivas, frecuentemente presididas por un nivel superior y con la asistencia improductiva de numerosos participantes, para hacer cumplir lo que las dos partes de un contrato han firmado como deberes y derechos y que por falta de exigencia nunca han reclamado su cumplimiento ante las instancias que el propio documento contractual estableció.

Al respecto cabe destacar las 19 opiniones, en 9 provincias, que reclamaron la necesidad de disminuir a lo imprescindible el número de reuniones y su duración. Este tema lo retomaré más adelante, cuando aborde el funcionamiento del Partido.

Estamos convencidos de que la tarea que tenemos por delante en este y en los demás asuntos vinculados a la actualización del Modelo Económico, está llena de complejidades e interrelaciones que tocan, en mayor o menor medida, todas las facetas de la sociedad en su conjunto y por ello sabemos que no es una cuestión a resolver en un día, ni siquiera en un año y que demandará por lo menos un quinquenio desplegar su implementación con la armonía e integralidad requeridas y cuando esto se logre, es necesario no detenernos jamás y trabajar en su perfeccionamiento de manera permanente para estar en condiciones de superar los nuevos retos que el desarrollo nos vaya dictando.

Se podría afirmar, haciendo un símil, que cada cierto tiempo, en la medida que se modifique el escenario, el país debe confeccionarse un traje a su medida.

No nos hacemos ilusiones de que los Lineamientos y las medidas para la implementación del Modelo Económico, por sí solas constituirán el remedio universal para todos nuestros males. Se requerirá a la par elevar a planos superiores la sensibilidad política, el sentido común, la intransigencia ante las violaciones y la disciplina de todos, en primer lugar de los cuadros de dirección.

 Lo anterior ha quedado evidenciado fehacientemente en las deficiencias presentadas en la instrumentación, en meses recientes, de algunas medidas puntuales, no complejas ni de gran envergadura, a causa de los obstáculos burocráticos y la falta de previsión de los órganos locales de gobierno, manifestados en la ampliación del trabajo por cuenta propia.

No es ocioso reiterar que nuestros cuadros tienen que habituarse a trabajar con los documentos rectores que emiten los órganos facultados y abandonar el irresponsable vicio de engavetarlos. La vida nos ha aleccionado que no basta con promulgar una buena norma jurídica, con independencia de que se trate de una ley o una sencilla resolución. Es preciso además, preparar a los encargados de ejecutarlas, supervisarlos y comprobar el dominio práctico de lo establecido. Recuérdese que no hay peor ley que aquella que no se cumple o no se hace cumplir.

El sistema de escuelas del Partido a nivel de provincia y nación, en paralelo a la obligada reorientación de sus propios programas, jugará un papel protagónico en la preparación y recalificación continua en estas materias de los cuadros partidistas, administrativos y empresariales con el concurso de las instituciones especializadas del sector de la educación y la valiosa contribución de los afiliados a la Asociación Nacional de Economistas y Contadores, tal y como ha quedado demostrado durante el debate de los Lineamientos.

Al propio tiempo, con el propósito de jerarquizar apropiadamente la introducción de los cambios requeridos, el Buró Político acordó proponer al Congreso la constitución de una Comisión Permanente del Gobierno para la Implementación y Desarrollo, subordinada al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, la cual, sin menoscabo de las funciones que corresponden a los respectivos Organismos de la Administración Central del Estado, tendrá la responsabilidad de controlar, verificar y coordinar las acciones de todos los involucrados en esta actividad, así como proponer la incorporación de nuevos lineamientos, lo que será imprescindible en el futuro.

En este sentido hemos considerado conveniente recordar la orientación que el compañero Fidel incluyó en su Informe Central al Primer Congreso del Partido, hace ya casi 36 años, acerca del Sistema de Dirección de la Economía, que entonces nos proponíamos implantar y que por nuestra falta de sistematicidad, control y exigencia se malogró, cito: “Que los dirigentes del Partido y sobre todo los del Estado hagan cosa propia y asunto de honor su implantación, tomen conciencia de su importancia vital y de la necesidad de luchar con todo su esfuerzo por aplicarlo consecuentemente, siempre bajo la dirección de la Comisión Nacional creada al efecto [...], y concluía: “[...] divulgar ampliamente el sistema, sus principios y sus mecanismos a través de una literatura al alcance de las masas, para que sea un asunto que dominen los trabajadores. El éxito del sistema dependerá en medida decisiva del dominio del mismo que tengan los trabajadores”. Fin de la cita.

No me cansaré de repetir que en esta Revolución todo está dicho y la mejor muestra de ello son las ideas de Fidel que ha venido publicando el periódico Granma, Órgano Oficial del Partido, a lo largo de estos últimos años.

Lo que aprobemos en este Congreso no puede sufrir la misma suerte que los acuerdos de los anteriores, casi todos olvidados sin haberse cumplido. Lo que acordemos en esta y en futuras ocasiones debe constituir una guía para la conducta y la acción de los militantes y dirigentes del Partido y, para garantizar su materialización, refrendarse en los instrumentos jurídicos que corresponda dictar a la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Consejo de Estado o el Gobierno, según sean sus facultades legislativas, de acuerdo con la Constitución.

Es saludable aclarar, para evitar interpretaciones erróneas, que los acuerdos de los congresos y de otros órganos de dirección partidista no se convierten por sí mismos en leyes, sino que son orientaciones de carácter político y moral, que compete al Gobierno, que es quien administra, regular su aplicación.

Por esta razón, la Comisión Permanente de Implementación y Desarrollo incluirá un Subgrupo Jurídico compuesto por especialistas de alta calificación, el cual coordinará con los organismos correspondientes, en estricto apego a la institucionalidad, las modificaciones requeridas en el plano legal para acompañar la actualización del Modelo Económico y Social, simplificando y armonizando el contenido de cientos de resoluciones ministeriales, acuerdos del Gobierno, decretos-leyes y leyes y consecuentemente proponer, en su debido momento, la introducción de los ajustes pertinentes en la propia Constitución de la República.

Sin esperar a tenerlo todo elaborado, se encuentran en fase avanzada las normativas jurídicas asociadas a la compraventa de viviendas y de automóviles, la modificación del Decreto-Ley 259 para ampliar los límites de tierra ociosa a entregar en usufructo a aquellos productores agropecuarios con resultados destacados, así como el otorgamiento de créditos a los trabajadores por cuenta propia y a la población en general.

Igualmente, consideramos conveniente proponer al Congreso que el futuro Comité Central incluya, como primer punto, en todos sus plenos, que deberán celebrarse no menos de dos veces al año, un informe del estado de la implementación de los acuerdos adoptados en este evento acerca de la actualización del Modelo Económico y como segundo, el análisis sobre el cumplimiento del plan de la economía, ya sea del primer semestre o del año en cuestión.

Asimismo recomendaremos a la Asamblea Nacional del Poder Popular, emplear un proceder semejante en sus sesiones ordinarias, con el propósito de potenciar el protagonismo inherente a su condición de órgano supremo del poder del Estado.

Partiendo de la profunda convicción de que nada de lo que hacemos es perfecto y que lo que pareciera serlo hoy, no lo será mañana frente a nuevas circunstancias, los órganos superiores del Partido y del Poder Estatal y Gubernamental deben mantener una sistemática y estrecha vigilancia sobre este proceso y ser capaces de introducir oportunamente los ajustes apropiados para corregir efectos negativos.

Se trata, compañeras y compañeros, de estar alertas, poner los pies y los oídos sobre la tierra y cuando surja un problema práctico, en cualquier esfera o lugar, los cuadros en los distintos niveles actúen con prontitud e intencionalidad y no volvamos a dejarle al tiempo su solución, pues por experiencia propia conocemos, que lo único que sucede es que se complica todavía más.

Del mismo modo, debemos cultivar y preservar la interrelación incesante con las masas, despojada de todo formalismo, para retroalimentarnos eficazmente de sus preocupaciones e insatisfacciones y que sean precisamente ellas quienes indiquen el ritmo de los cambios que deban introducirse.

La atención a incomprensiones recientes, asociadas a la reorganización de algunos servicios básicos, demuestra que cuando el Partido y el Gobierno, cada uno cumpliendo su rol, con métodos y estilos distintos, actúan con rapidez y armonía atendiendo las preocupaciones de la población y le razonan a ésta con claridad y sencillez, se logra el respaldo a la medida y se fomenta la confianza del pueblo en sus dirigentes.

En la consecución de este empeño la prensa cubana, en sus diferentes formatos, está llamada a jugar un papel decisivo con el esclarecimiento y difusión objetiva, constante y crítica de la marcha de la actualización del Modelo Económico, de modo que con artículos y trabajos sagaces y concretos, en un lenguaje accesible para todos, se vaya fomentando en el país una cultura sobre estos temas.

En este frente se requiere también dejar atrás, definitivamente, el hábito del triunfalismo, la estridencia y el formalismo al abordar la actualidad nacional y generar materiales escritos y programas de televisión y radio, que por su contenido y estilo capturen la atención y estimulen el debate en la opinión pública, lo que supone elevar la profesionalidad y los conocimientos de nuestros periodistas; si bien es cierto que, a pesar de los acuerdos adoptados por el Partido sobre la política informativa, en la mayoría de las veces ellos no cuentan con el acceso oportuno a la información ni el contacto frecuente con los cuadros y especialistas responsabilizados de las temáticas en cuestión. La suma de estos factores explica la difusión, en no pocas ocasiones, de materiales aburridos, improvisados y superficiales.

No menos importante será el aporte que nuestros medios de difusión masiva deben propiciar a favor de la cultura nacional y de la recuperación de valores cívicos en la sociedad.

 Pasando a otro asunto vital, que guarda una relación muy estrecha con la actualización del Modelo Económico y Social del país y que debe ayudar a su materialización; nos proponemos celebrar una Conferencia Nacional del Partido, para llegar a conclusiones respecto a las modificaciones de sus métodos y estilo de trabajo, con el objetivo de concretar en su actuar, para hoy y siempre, el contenido del artículo 5 de la Constitución de la República donde se establece que la organización partidista es la vanguardia organizada de la nación cubana y fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado.

Inicialmente habíamos concebido convocar esta Conferencia para diciembre de 2011, sin embargo, teniendo en cuenta las complicaciones propias del último mes del año y la conveniencia de contar con una prudente reserva de tiempo para puntualizar detalles, proyectamos realizar ese evento a finales de enero de 2012.

Ya el pasado 18 de diciembre expliqué ante el Parlamento, que debido a las deficiencias presentadas por los órganos administrativos del Gobierno en el cumplimiento de sus funciones, el Partido durante años se vio involucrado en tareas que no le corresponden, limitando y comprometiendo su papel.

Estamos convencidos de que lo único que puede hacer fracasar a la Revolución y el socialismo en Cuba, poniendo en riesgo el futuro de la nación, es nuestra incapacidad para superar los errores que hemos cometido durante más de 50 años y los nuevos en que pudiéramos incurrir.

Lo primero que debemos hacer para enmendar un error es reconocerlo conscientemente en toda su dimensión y el hecho real es que, a pesar de que desde los primeros años de la Revolución Fidel diferenció con claridad los papeles del Partido y el Estado, no fuimos consecuentes en el cumplimiento de sus instrucciones y nos dejamos llevar por las urgencias y la improvisación.

Qué mejor ejemplo que lo expresado por el líder de la Revolución en fecha tan temprana como el 26 de marzo de 1962, en comparecencia ante la radio y la televisión para explicar al pueblo los métodos y el funcionamiento de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), que antecedieron al Partido, cuando dijo:

 “[...] el Partido dirige, dirige a través de todo el Partido y dirige a través de la administración pública. Un funcionario tiene que tener autoridad. Un ministro tiene que tener autoridad, un administrador tiene que tener autoridad, discutir todo lo que sea necesario con el Consejo Técnico Asesor (hoy Consejo de Dirección), discutir con las masas obreras, discutir con el núcleo, pero decide el administrador, porque la responsabilidad es suya [...]”. Fin de la cita. Esa orientación se impartió hace 49 años.

Existen conceptos muy bien definidos y que en esencia conservan plena validez para alcanzar el éxito en esta dirección, con independencia del tiempo transcurrido desde que Lenin los formulara, hace ya casi 100 años, los cuales deben ser nuevamente retomados, de acuerdo con las características y experiencia de nuestro país.

En 1973, en el marco del proceso preparatorio del Primer Congreso, quedó definido que el Partido dirige y controla a través de vías y métodos que le son propios y que se diferencian de las vías, métodos y recursos de que dispone el Estado para ejercer su autoridad. Las directivas, resoluciones y disposiciones del Partido no poseen directamente carácter jurídico obligatorio para todos los ciudadanos, debiendo ser cumplidas tan solo por sus militantes a conciencia, pues para ello no dispone de ningún aparato de fuerza y coerción. Esta es una diferencia importante del papel y los métodos del Partido y del Estado.

El poder del Partido descansa básicamente en su autoridad moral, en la influencia que ejerce sobre las masas y en la confianza que el pueblo deposita en él. La acción del Partido se fundamenta, ante todo, en el convencimiento que emana de sus actos y de la justeza de su línea política.

El poder del Estado parte de su autoridad material, que consiste en la fuerza de las instituciones encargadas de exigir a todos cumplir las normas jurídicas que emite.

El daño que provoca la confusión en estos conceptos, se expresa, en primer lugar, en el debilitamiento del trabajo político que debe realizar el Partido, y en segundo lugar, en el deterioro de la autoridad del Estado y el Gobierno, pues los funcionarios dejan de sentirse responsables de sus decisiones.

Se trata, compañeras y compañeros, de despojar para siempre al Partido de todas las actividades no propias de su carácter de organización política, en pocas palabras, liberarse de funciones administrativas y dedicarnos cada quien a lo que nos toca.

Muy vinculadas con estas concepciones erróneas están las deficiencias en la política de Cuadros del Partido, la cual también deberá ser objeto de análisis por la citada Conferencia Nacional. No pocas lecciones amargas nos han legado los desaciertos sufridos en este ámbito a causa de la falta de rigor y visión que abrieron brechas a la promoción acelerada de cuadros inexpertos e inmaduros a golpe de simulación y oportunismo, actitudes alimentadas también por el erróneo concepto de que para ocupar un cargo de dirección se exigía, como requisito tácito, militar en el Partido o la Juventud Comunista.

Esta práctica hay que abandonarla resueltamente y, salvo para las responsabilidades propias de las organizaciones políticas, la militancia no debe significar una condición vinculante al desempeño de puesto de dirección alguno en el Gobierno o el Estado, sino la preparación para ejercerlos y la disposición de reconocer como suyos la política y el Programa del Partido.

Los dirigentes no surgen de escuelas ni del amiguismo favorecedor, se hacen en la base, desempeñando la profesión que estudiaron, en contacto con los trabajadores y deben ascender gradualmente a fuerza del liderazgo que sólo otorga ser ejemplo en el sacrificio y los resultados.

En este sentido, considero que la dirección del Partido, a todos los niveles, debe hacerse una severa autocrítica y adoptar las medidas necesarias para evitar la reaparición de tales tendencias. Ello, a su vez, es aplicable a la insuficiente sistematicidad y voluntad política para asegurar la promoción a cargos decisorios de mujeres, negros, mestizos y jóvenes, sobre la base del mérito y las condiciones personales.

No haber resuelto este último problema en más de medio siglo es una verdadera vergüenza, que cargaremos en nuestras conciencias durante muchos años, porque sencillamente no hemos sido consecuentes con las incontables orientaciones que desde los primeros días del triunfo revolucionario y a lo largo de los años nos impartió el compañero Fidel, porque además la solución de esta desproporción formó parte de los acuerdos adoptados por el trascendental Primer Congreso del Partido y los cuatro que le sucedieron y no aseguramos su cumplimiento.

Asuntos como estos, que definen el futuro, jamás deberán volverse a guiar por la espontaneidad, sino por la previsión y la más firme intencionalidad política de preservar y perfeccionar el socialismo en Cuba.

A pesar de que no dejamos de hacer varios intentos para promover jóvenes a cargos principales, la vida demostró que no siempre las selecciones fueron acertadas. Hoy afrontamos las consecuencias de no contar con una reserva de sustitutos debidamente preparados, con suficiente experiencia y madurez para asumir las nuevas y complejas tareas de dirección en el Partido, el Estado y el Gobierno, cuestión que debemos solucionar paulatinamente, a lo largo del quinquenio, sin precipitaciones ni improvisaciones, pero empezar tan pronto como concluya el Congreso.

A esto contribuirá, además, el fortalecimiento del espíritu democrático y el carácter colectivo del funcionamiento de los órganos de dirección del Partido y del poder estatal y gubernamental, al tiempo que se garantice el rejuvenecimiento sistemático en toda la cadena de cargos administrativos y partidistas, desde la base hasta los compañeros que ocupan las principales responsabilidades, sin excluir al actual Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros ni al Primer Secretario del Comité Central que resulte electo en este Congreso.

Al respecto, hemos arribado a la conclusión de que resulta recomendable limitar, a un máximo de dos períodos consecutivos de cinco años, el desempeño de los cargos políticos y estatales fundamentales. Ello es posible y necesario en las actuales circunstancias, bien distintas a las de las primeras décadas de la Revolución, aún no consolidada y por demás sometida a constantes amenazas y agresiones.

El reforzamiento sistemático de nuestra institucionalidad, será a la vez condición y garantía imprescindible para que esta política de renovación de los cuadros jamás ponga en riesgo la continuidad del socialismo en Cuba.

En esta esfera estamos empezando con un primer paso, al reducir sustancialmente la nomenclatura de los cargos de dirección, que correspondía aprobar a las instancias municipales, provinciales y nacionales del Partido y delegar a los dirigentes ministeriales y empresariales facultades para el nombramiento, sustitución y aplicación de medidas disciplinarias a gran parte de los jefes subordinados, asistidos por las respectivas comisiones de cuadros, en las cuales el Partido está representado y opina, pero las preside el dirigente administrativo, que es quien decide. La opinión de la organización partidista es valiosa, pero el factor que determina es el jefe, ya que debemos preservar y potenciar su autoridad, en armonía con el Partido.

En cuanto a la vida interna, tema que del mismo modo remitimos al análisis de la Conferencia, pensamos que debemos meditar en los efectos contraproducentes de viejos hábitos que nada tienen que ver con el papel de vanguardia de la organización en la sociedad, entre ellos la superficialidad y formalismo con que se desarrolla el trabajo político-ideológico, la utilización de métodos y términos anticuados que no toman en cuenta el nivel de instrucción de los militantes, la realización de reuniones excesivamente extensas y con frecuencia dentro de la jornada laboral, que debe ser sagrada, en primer lugar para los comunistas; con agendas muchas veces inflexibles indicadas por el organismo superior, sin diferenciar el escenario en que se desarrolla la vida de los militantes, las frecuentes convocatorias a actividades conmemorativas formales, con discursos más formales todavía, y la organización de trabajos voluntarios en los días de descanso sin contenido real ni la debida coordinación, generando gastos y difundiendo el disgusto y la apatía entre nuestros compañeros.

Estos criterios son aplicables también a la emulación, movimiento que con los años fue perdiendo su esencia movilizadora de los colectivos obreros, al transformarse en un mecanismo alternativo de distribución de estímulos morales y materiales, no siempre justificados con resultados concretos y que en no pocas ocasiones generó fraudes en la información.

La Conferencia deberá además, considerar las relaciones del Partido con la Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones de masas para despojarlas de esquematismos y rutinas y que todas rescaten su razón de ser, adecuada a las condiciones actuales.

En síntesis, compañeras y compañeros, la Conferencia Nacional se centrará en potenciar el papel del Partido, como máximo exponente de la defensa de los intereses del pueblo cubano.

Para alcanzar esta meta se hace imprescindible cambiar la mentalidad, dejar de lado el formalismo y la fanfarria en las ideas y las acciones, o lo que es lo mismo, desterrar el inmovilismo fundamentado en dogmas y consignas vacías para llegar a las esencias más profundas de las cosas, como brillantemente demuestran en la obra de teatro “Abracadabra” los niños de la compañía “La Colmenita”.

Sólo así el Partido Comunista de Cuba podrá estar en condiciones de ser, para todos los tiempos, el digno heredero de la autoridad y la confianza ilimitada del pueblo en la Revolución y en su único Comandante en Jefe, el compañero Fidel Castro Ruz, cuyo aporte moral y liderazgo indiscutible no dependen de cargo alguno y que desde su condición de soldado de las ideas no ha cesado de luchar y contribuir, con sus esclarecedoras reflexiones y otras acciones, a la causa revolucionaria y a la defensa de la Humanidad frente a los peligros que la amenazan.

A propósito de la situación internacional, dedicaremos algunos minutos a valorar la coyuntura existente en el planeta.

La salida de la crisis económica global que afecta a todas las naciones no se vislumbra por su carácter sistémico. Los remedios aplicados por los poderosos se han dirigido a proteger a las instituciones y prácticas que le dieron origen y a descargar el terrible peso de las consecuencias sobre los trabajadores en sus propios territorios y en particular en los países subdesarrollados. La espiral de precios de los alimentos y del petróleo empuja a cientos de millones de personas a la pobreza extrema.

Los efectos del cambio climático son ya devastadores y la falta de voluntad política de las naciones  industrializadas impide adoptar las acciones urgentes e imprescindibles para prevenir la catástrofe.

Vivimos en un mundo convulso en el que se suceden desastres naturales como los terremotos de Haití, Chile y Japón, al tiempo que Estados Unidos libra guerras de conquista en Iraq y Afganistán, que han costado más de un millón de civiles muertos.

Movimientos populares en países árabes se rebelan contra gobiernos corruptos y opresores, aliados de los Estados Unidos y la Unión Europea. El lamentable conflicto en Libia, nación sometida a una brutal intervención militar de la OTAN, ha servido otra vez de pretexto a esa organización para exceder sus límites defensivos originales y expandir a escala global las amenazas y acciones bélicas en resguardo de intereses geoestratégicos y el acceso al petróleo. El imperialismo y las fuerzas reaccionarias internas conspiran para desestabilizar otros países, mientras Israel oprime y masacra al pueblo palestino con total impunidad.

Los Estados Unidos y la OTAN incluyen en sus doctrinas el intervencionismo agresivo contra los países del Tercer Mundo para saquear sus recursos, imponen a las Naciones Unidas el doble rasero y utilizan de forma cada vez más concertada los poderosos consorcios mediáticos para ocultar o tergiversar los hechos, según convenga a los centros de poder mundial, en una farsa hipócrita destinada a engañar a la opinión pública.

En medio de su compleja situación económica, nuestro país mantiene la cooperación con 101 naciones del Tercer Mundo. En Haití, el personal médico cubano, tras cumplir 12 años de intenso trabajo salvando vidas, enfrenta desde enero del 2010, junto a colaboradores de  otros países, las secuelas del sismo y la posterior epidemia de cólera con entrega admirable.

A la Revolución Bolivariana y al compañero Hugo Chávez Frías le expresamos la más resuelta solidaridad y compromiso, conscientes de la importancia del proceso que vive el hermano pueblo venezolano para Nuestra América, en el Bicentenario de su independencia.

Igualmente compartimos los anhelos de los movimientos transformadores en varios países latinoamericanos, encabezados por prestigiosos líderes que representan los intereses de las mayorías oprimidas.

Proseguiremos contribuyendo a los procesos integracionistas de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), la Unión del Sur (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que prepara la celebración en Caracas de su cumbre inicial en julio del presente año, el hecho institucional de mayor trascendencia en nuestro hemisferio durante el último siglo, pues por vez primera nos agrupamos por nosotros mismos todos los países al sur del Río Bravo.

Nos alientan esta América Latina y el Caribe, cada vez más unidos e independientes, cuya solidaridad agradecemos.

Continuaremos abogando por el Derecho Internacional y respaldamos el principio de igualdad soberana de los Estados y el derecho a la libre determinación de los pueblos. Rechazamos el uso de la fuerza, la agresión, las guerras de conquista, el despojo de los recursos naturales y la explotación del hombre.

Condenamos el terrorismo en todas sus formas, en particular el terrorismo de Estado. Defenderemos la paz y el desarrollo para todos los pueblos y lucharemos por el futuro de la Humanidad.

El gobierno norteamericano no ha cambiado su política tradicional dirigida a desacreditar y derrocar a la Revolución, por el contrario, ha continuado el financiamiento de proyectos para promover directamente la subversión, provocar la desestabilización e interferir en nuestros asuntos internos. La actual administración ha decidido algunas medidas positivas, pero sumamente limitadas.

El bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba persiste e incluso se intensifica bajo la actual presidencia, en particular en las transacciones bancarias, ignorando la condena casi unánime de la comunidad internacional que se ha venido pronunciando crecientemente por su eliminación durante 19 años consecutivos.

Aunque al parecer, como quedó evidenciado en la reciente visita al Palacio de La Moneda en Santiago de Chile, a los gobernantes de Estados Unidos no les agrada remitirse a la historia al tratar el presente y el futuro; es preciso significar que el bloqueo contra Cuba no es una cuestión del pasado, por lo que nos vemos en la obligación de recordar el contenido de un memorando secreto, desclasificado en 1991, del Subsecretario Adjunto de Estado para los asuntos interamericanos, Lester D. Mallory, el 6 de abril de 1960, cito: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro [...] No existe una oposición política efectiva […] El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria […] Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica […] negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Fin de la cita.

Observen la fecha del memorando, 6 de abril de 1960, casi un año exacto antes de la invasión por Playa Girón.

El memorando en cuestión no surgió por iniciativa de ese funcionario, sino que se enmarcaba en la política de derrocar a la Revolución, al igual que el “Programa de Acción Encubierta contra el régimen de Castro”, aprobado por el presidente Eisenhower el 17 de marzo de 1960, 20 días antes que el memorando citado, utilizando todos los medios disponibles, desde la creación de una oposición unificada, la guerra sicológica, acciones clandestinas de inteligencia y la preparación en terceros países de fuerzas paramilitares capaces de invadir a la isla.

Los Estados Unidos estimularon el terrorismo en las ciudades y ese mismo año, antes de Playa Girón, fomentaron la creación de bandas contrarrevolucionarias armadas, abastecidas por aire y mar, que cometieron saqueos y asesinatos de campesinos, obreros y jóvenes alfabetizadores hasta su aniquilación definitiva en 1965.

Los cubanos nunca olvidaremos los 3 mil 478 muertos y 2 mil 99 incapacitados que han sido víctimas de la política de terrorismo de Estado.

Ha pasado medio siglo de privaciones y sufrimientos para nuestro pueblo, que ha sabido resistir y defender su Revolución y que no está dispuesto a rendirse ni a mancillar la memoria de los caídos, en los últimos 150 años, desde el comienzo de nuestras luchas por la independencia.

El gobierno norteamericano no ha cesado de amparar o proteger a connotados terroristas, mientras prolonga el sufrimiento y la injusta prisión de los Cinco heroicos luchadores antiterroristas cubanos.

Su política hacia Cuba no tiene credibilidad ni sustento moral alguno. Para tratar de justificarla, se esgrimen pretextos increíbles que, al volverse obsoletos, van cambiando según la conveniencia de Washington.

Al gobierno de Estados Unidos no debería quedarle ninguna duda de que la Revolución Cubana saldrá fortalecida de este Congreso. Si desean seguir aferrados a su política de hostilidad, bloqueo y subversión, estamos preparados para continuar enfrentándola.

Reiteramos la disposición al diálogo y asumiremos el desafío de sostener una relación normal con Estados Unidos, en la que podamos convivir de manera civilizada con nuestras diferencias, sobre la base del respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos internos.

Al mismo tiempo, mantendremos de manera permanente la prioridad a la defensa, siguiendo las instrucciones del compañero Fidel, en su Informe Central al Primer Congreso cuando manifestó, cito: “Mientras exista el imperialismo, el Partido, el Estado y el pueblo, les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria no se descuidará jamás. La historia enseña con demasiada elocuencia que los que olvidan este principio no sobreviven al error”.

En el escenario actual y previsible, conserva total vigencia la concepción estratégica de la “Guerra de Todo el Pueblo”, la cual se enriquece y perfecciona de modo constante. Su sistema de mando y dirección se ha visto fortalecido, incrementando las capacidades para reaccionar ante las diferentes situaciones excepcionales previstas.

La envergadura defensiva del país adquirió una dimensión superior, tanto en el plano cualitativo como cuantitativo. Partiendo de los recursos propios disponibles, se elevó el estado técnico y de mantenimiento, así como de conservación del armamento y se prosiguió el esfuerzo en la producción y especialmente la modernización de la técnica militar, teniendo en cuenta sus prohibitivos precios en el mercado mundial. En esta esfera es justo reconocer el aporte de decenas de instituciones, civiles y militares, que demostraron las enormes potencialidades científicas, tecnológicas y productivas que ha creado la Revolución.

El grado de preparación del territorio nacional, como teatro de operaciones militares, se ha acrecentado significativamente, el armamento fundamental se encuentra protegido al igual que una parte importante de las tropas, de los órganos de dirección, así como la población.

Se ha establecido la infraestructura de comunicaciones que asegura el funcionamiento estable del mando a los diferentes niveles. Se elevaron las reservas materiales de todo tipo, con mayor escalonamiento y protección.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias, o lo que es lo mismo, el pueblo uniformado, deberán continuar su permanente perfeccionamiento y preservar ante la sociedad la autoridad y prestigio conquistados por su disciplina y orden en la defensa del pueblo y el socialismo.

Abordaremos ahora otro asunto de la actualidad, no menos significativo.

El Partido debe estar convencido de que más allá de los requerimientos materiales y aun de los culturales, existe en nuestro pueblo diversidad de conceptos e ideas sobre sus propias necesidades espirituales.

Múltiples son los pensamientos en esta temática del Héroe Nacional José Martí, hombre que sintetizaba esa conjunción de espiritualidad y sentimiento revolucionario.

Sobre este tema Fidel se expresaba tempranamente, en 1954 desde el presidio, evocando al mártir del Moncada Renato Guitart, cito: “La vida física es efímera, pasa inexorablemente, como han pasado las de tantas y tantas generaciones de hombres, como pasará en breve la de cada uno de nosotros. Esa verdad debiera enseñar a todos los seres humanos que por encima de ellos están los valores inmortales del espíritu.¿Qué sentido tiene aquélla sin éstos? ¿Qué es entonces vivir? ¡Cómo podrán morir los que por comprenderlo así, la sacrifican generosamente al bien y a la justicia!”.

Estos valores han estado siempre presentes en su pensamiento, y así lo reiteró en 1971 al reunirse con un grupo de sacerdotes católicos en Santiago de Chile: cito: “Yo les digo que hay diez mil veces más coincidencias del cristianismo con el comunismo que las que puede haber con el capitalismo”.

A esta idea regresará al dirigirse a los miembros de las iglesias cristianas en Jamaica en 1977; cuando dijo: “Hay que trabajar juntos para que cuando la idea política triunfe, la idea religiosa no esté apartada, no aparezca como enemiga de los cambios. No existen contradicciones entre los propósitos de la religión y los propósitos del socialismo”. Fin de la cita.

La unidad entre la doctrina y el pensamiento revolucionario con relación a la fe y a los creyentes tiene su raíz en los fundamentos mismos de la nación, que afirmando su carácter laico propugnaba como principio irrenunciable la unión de la espiritualidad con la Patria que nos legara el Padre Félix Varela y los enunciados pedagógicos de José de la Luz y Caballero, quien fue categórico al señalar: “Antes quisiera, no digo yo que se desplomaran las instituciones de los hombres –reyes y emperadores–, los astros mismos del firmamento, que ver caer del pecho humano el sentimiento de justicia, ese sol del mundo moral”.

En 1991, el IV Congreso del Partido acordó modificar la interpretación de los estatutos que limitaba el ingreso a la organización de los revolucionarios creyentes.

La justeza de esta decisión fue confirmada por el papel que desempeñaron los líderes y representantes de las diversas instituciones religiosas en las distintas facetas del quehacer nacional, incluyendo la lucha por el regreso del niño Elián a la Patria, en la que se destacó en especial el Consejo de Iglesias de Cuba.

No obstante, se hace necesario continuar eliminando cualquier prejuicio que impida hermanar en la virtud y en la defensa de nuestra Revolución a todas y a todos los cubanos, creyentes o no, a los que forman parte de las iglesias cristianas, entre las que se incluyen la católica, las ortodoxas rusa y griega, las evangélicas y protestantes; al igual que de las religiones cubanas de origen africano, las comunidades espiritistas, judías, islámica, budista y las asociaciones fraternales, entre otras. Para cada una de ellas la Revolución ha tenido gestos de aprecio y concordia.

El inolvidable Cintio Vitier, ese extraordinario poeta y escritor, quien fuera diputado de nuestra Asamblea Nacional, con las fuerzas de la pluma y su ética martiana, cristiana y  profundamente revolucionaria, nos legó advertencias para el presente y la posteridad que debemos recordar.

Escribió Cintio: “Lo que está en peligro, lo sabemos, es la nación misma. La nación ya es inseparable de la Revolución que desde el 10 de octubre de 1868 la constituye, y no tiene otra alternativa: o es independiente o deja de ser en absoluto.

”Si la Revolución fuera derrotada, caeríamos en el vacío histórico que el enemigo nos desea y nos prepara, que hasta lo más elemental del pueblo olfatea como abismo”.

Continúa Cintio: 

“A la derrota puede llegarse, lo sabemos, por la intervención del bloqueo, el desgaste interno, y las tentaciones impuestas por la nueva situación hegemónica del mundo”.

Después de afirmar que: “estamos en el momento más difícil de nuestra historia” sentenció: “obligada a batirse con la insensatez del mundo al que fatalmente pertenece, amenazada siempre por las secuelas de oscuras lacras seculares, implacablemente hostilizada por la nación más poderosa del planeta, víctima también de torpezas importadas o autóctonas que nunca en la historia se cometen impunemente, nuestra pequeña isla se aprieta y se dilata, sístole y diástole, como un destello de esperanza para sí y para todos”. Fin de la cita.

Debemos referirnos al proceso recientemente concluido de excarcelación de presos contrarrevolucionarios, de aquellos que en tiempos difíciles y angustiosos para la Patria han conspirado contra ella al servicio de una potencia extranjera.

Por decisión soberana de nuestro Gobierno fueron liberados, sin haber cumplido totalmente sus sanciones. Pudimos hacerlo de manera directa y atribuirnos el mérito cierto de que lo decidíamos considerando la fortaleza de la Revolución, sin embargo lo efectuamos en el marco de un diálogo de respeto mutuo, lealtad y transparencia con la alta jerarquía de la iglesia católica, que contribuyó con su labor humanitaria a que esta acción concluyera en armonía y cuyos laureles, en todo caso, corresponden a esa institución religiosa.

Los representantes de esta Iglesia manifestaron sus puntos de vista, no siempre coincidentes con los nuestros, pero sí constructivos. Esa es al menos nuestra apreciación, luego de largas conversaciones con el Cardenal Jaime Ortega y el Presidente de la Conferencia Episcopal Monseñor Dionisio García.

Con esta acción hemos favorecido la consolidación del más precioso legado de nuestra historia y del proceso revolucionario: la unidad de la nación.

Asimismo, debemos recordar la contribución del anterior Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, Miguel Ángel Moratinos, quien brindó facilidades a la labor humanitaria de la iglesia, de manera que aquellos que manifestaron ese deseo o aceptaron la idea, viajaran al exterior en unión de sus familiares. Otros decidieron permanecer en Cuba.

Hemos soportado pacientemente las implacables campañas de desprestigio en materia de derechos humanos, concertadas desde Estados Unidos y varios países de la Unión Europea, que nos exigen nada menos que la rendición incondicional y el desmontaje inmediato de nuestro régimen socialista y alientan, orientan y ayudan a los mercenarios internos a desacatar la ley.

Al respecto, es necesario aclarar que lo que nunca haremos es negarle al pueblo el derecho a defender a su Revolución, puesto que la defensa de la independencia, de las conquistas del socialismo y de nuestras plazas y calles, seguirá siendo el primer deber de todos los patriotas cubanos.

Nos esperan días y años de intenso trabajo y de enorme responsabilidad para preservar y desarrollar, sobre bases firmes y sustentables, el futuro socialista e independiente de la Patria.

 

Hasta aquí el Informe Central al VI Congreso.

 

Muchas Gracias.

Reflexiones del compañero Fidel La Batalla de Girón (Primera parte)

Cuando le rompieron los dientes a la contrarrevolución

http://youtu.be/GiwvmIWg5Z4

Por Roberto Vázquez Pérez
Tomado de Girón 19/4/2001

Memorioso y exacto, Rodobaldo Vera Andreu rememora cómo los órganos de la Contrainteligencia cubana en la provincia de Matanzas evitaron que la quinta columna enemiga apoyara el desembarco mercenario por Playa Girón.

Aclara que la valentía de nuestros héroes y mártires fue factor esencial para realizar con absoluto éxito esta labor.

"La Agencia Central de Inteligencia (CIA) había previsto con los jefes de la quinta columna en nuestra provincia a dos de sus agentes: Ernestino Abreu Horta (Juan José, nombre de guerra), con el cargo de coordinador provincial del Movimiento de Recuperación Revolucionaria, y a Jorge Fundora Fernández (Patricio). Ambos apoyarían el desembarco. El primero operaba en Jovellanos, donde su padre había sido agricultor, y Patricio se movía en las inmediaciones de Canasí.

"Juan José recluta a varios traidores y desde La Habana traslada armas en su carro Ford de color blanco. Por su parte, Fundora también organiza un grupo de contrarrevolucionarios y crea un comité de recepción en Playa Amarillas, al norte de Canasí. Recibe un cargamento de 14 toneladas de armas y las esconde en una mina de yeso cercana. Seguidamente contacta y entrega armas a dirigentes del MRR en Cárdenas, Varadero y el antiguo central Tinguaro.

¿Cuáles fueron las misiones de esos grupos?

"Los de Canasí volarían el puente de Bacunayagua y todo el sistema de viaductos que comunicaba a la ciudad de Matanzas con La Habana, por la Carretera Central u otros accesos. De inmediato, desde las lomas, tirotearían a los milicianos que se dirigieran hacia Girón.

"Los de Cárdenas tomarían el antiguo aeropuerto de Varadero y combatirían a nuestras fuerzas en la loma de Phinney, lugar propicio porque los camiones van despacio por el grado perpendicular del terreno. Igualmente en el central Tinguaro y en Jovellanos se acometerían similares acciones.

"Pero ellos no recibieron a tiempo la información sobre la invasión. Los de Canasí se quedaron esperando órdenes, los de Cárdenas, no tuvieron tiempo de tomar el aeropuerto y fueron para el Valle de Guamacaro. Los de Tinguaro, días antes habían discutido sobre la jefatura de la banda, y ahorcado uno de los integrantes.

"¿Qué sucede entonces? Al producirse el desembarco por Playa Girón, nuestras tropas se concentraron en Jovellanos. Entonces ellos piensan que están descubiertos. Los detectamos y capturamos. Juan José pudo escapar y se asiló en una embajada.

"Los de Canasí fueron cercados, se les ocuparon las armas y el jefe también se asiló. Igualmente sucedió con los restantes alzados de la provincia. Ellos no se pudieron mover por la rápida reacción de la Revolución, y en estos empeños, de los CDR. Así se le rompieron los dientes a la contrarrevolución.

"Una prueba de que siempre el enemigo es el mismo, es que hace pocos meses fue detenido, cuando se infiltraba por Pinar del Río, Ernestino Abreu Horta (Juan José). Esto sucedió al cabo de 40 años.

¿Se impondrá la verdad en el caso de Gerardo Hernández?

¿Se impondrá la verdad en el caso de Gerardo Hernández?

 

El habeas corpus a favor de Gerardo Hernández, condenado a doble cadena perpetua más 15 años, será interpuesto ante la jueza Joan Lenard, de la Corte Federal de Miami, quien en el año 2001 sentenció injustamente a los cinco jóvenes cubanos.

 De hecho, se aspira a que sea reconsiderado el caso del prisionero, sobre quien pesan las penas más largas a causa de un dilatado y arbitrario proceso judicial. Gerardo y René fueron privados del proceso de resentencia efectuado a finales del 2009 en Miami, en el cual Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González, recibieron nuevas sanciones. Aunque tres sentencias fueron reducidas parcialmente, la injusticia se mantiene con los cinco.

 El habeas corpus denunciará la injusticia que se comete con Hernández, confinado en una penitenciaría de máxima seguridad en Adelanto, California y se espera que el tribunal le elimine, al menos, las cadenas perpetuas. Porque el gobierno de Estados Unidos conoce la falsedad de las acusaciones contra él y lo injusto de su condena.

La Casa Blanca admitió que los cubanos presos injustamente no causaron daño alguno a la seguridad nacional, y además la Fiscalía, durante la resentencia, reconoció públicamente la existencia de un fuerte movimiento mundial en apoyo a su liberación.

Pero, qué es el habeas corpus, pues una técnica de protección de los derechos del hombre, específicamente del derecho a la libertad personal. Se trata de un instituto que cuenta con una antiquísima tradición y se ha evidenciado como un sistema particularmente idóneo para resguardar la libertad personal frente a la eventual arbitrariedad del los agentes del orden público.

Un proceso especial y preferente, por el que se solicita del órgano jurisdiccional competente el restablecimiento del derecho constitucional a la libertad. Implica que toda persona que haya sido objeto de privación o restricción de su libertad, o amenazada en su seguridad personal, con violación de las garantías constitucionales, tiene derecho a que un juez competente con jurisdicción en el lugar donde se haya ejecutado el acto causante de la solicitud, o donde se encontrara la persona agraviada, expida un mandamiento de habeas corpus, a fin de devolverle su libertad.

Por tanto, el habeas corpus es una comparecencia del detenido ante el juez (de ahí proviene la expresión que da nombre al proceso), y que permite al ciudadano privado de libertad, exponer sus alegaciones contra las causas de la detención o las condiciones de la misma, para que el juez resuelva.

En el caso de Gerardo se busca que al menos un nuevo tribunal y otra sede reanalicen las pruebas presentadas y los precedentes que ahora existen relacionados con la revalorización de las sentencias que se les aplicó a los otro cuatro acusados cubanos, puesto que se tuvieron en cuenta las penas excesivas partiendo de las peticiones de la Fiscalía y de nuevos elementos aportados, que también pueden aplicarse.

La opinión publica y las denuncias incidirán mucho para que Gerardo pueda contar al menos con un nuevo juicio imparcial, la "justicia" norteamericana, más ciega que nunca, se ha ensañado.

También se suman las pruebas de un grupo de periodistas de distintos medios de Miami que cobraron de entidades norteamericanas para crear una atmósfera desfavorable e influir en la opinión pública de Miami y en la administración de justicia del Estado.

Las cartas están sobre la mesa, la verdad cubana se abre paso por la pronta liberación de los cinco. Gerardo debe despojarse de la sanción desproporcionada y recibir el mismo tratamiento que sus otros co

Hay muchas realidades sobre el juicio que el pueblo norteamericano aun desconoce

Hay muchas realidades sobre el juicio que el pueblo norteamericano aun desconoce

 

• Alegato presentado por  el compañero Gerardo Hernández Nordelo, en la vista de sentencia celebrada el 12 de diciembre de 2001

Su señoría:

 Quisiera antes que todo expresar unas breves palabras de agradecimiento a un grupo de oficiales del gobierno federal que laboraron durante nuestro largo y complejo juicio dentro y fuera de esta sala. Me refiero a los traductores, estenógrafos, alguaciles y demás asistentes, quienes en todo momento demostraron un alto nivel ético profesional.

Es justo expresar también de forma pública nuestro más profundo agradecimiento a los abogados que tan magistralmente nos representaron y a todas las personas que los asistieron en tan difícil tarea.

En aras de no malgastar su preciado tiempo pretendo ser lo más breve posible. Somos cinco los defendidos en este caso y compartimos muchos criterios y opiniones, por lo que evitaré hacer referencia a importantes aspectos que sé que ellos querrán abordar en sus intervenciones.

Por otra parte, se requeriría demasiado tiempo para señalar cada una de las inconsistencias de la Fiscalía y sus testigos, cada uno de sus esfuerzos por utilizar y a veces manipular pequeñas porciones de la evidencia y tratar de ignorar la mayor y esencial parte de la misma.

No alcanzarían estos minutos para destacar todos los intentos de los señores fiscales por hacer que el Jurado se guiara por sus emociones y prejuicios más que por los hechos y las leyes; tampoco habría tiempo para señalar cada una de las razones que hacen de este un proceso eminentemente político. Y además, puede que no sea necesario, porque nadie conoce mejor que Usted lo que realmente ocurrió en esta Sala entre diciembre del año 2000 y junio del 2001. No obstante, existen algunos elementos que no se deben pasar por alto.

Quienes desconocen cómo se ha comportado históricamente el sector más radical de la comunidad cubana de Miami, quienes no ven la televisión en español ni escuchan la llamada "Radio Cubana", tal vez pudieran haber pensado honestamente que nosotros podríamos tener un proceso imparcial y justo en esta ciudad. Lamentablemente hay muchas realidades que el pueblo norteamericano aun desconoce. Nosotros, desde el instante preciso en que se nos negó la posibilidad de realizar el juicio fuera de Miami, no albergamos la más mínima duda sobre cuál iba a ser el resultado.

Sería deshonesto no reconocer que en la medida en que el proceso avanzaba y teniendo en cuenta los contundentes argumentos y evidencias de la defensa, unido a la actuación a veces desesperada de la Fiscalía y a las reacciones de la propia prensa, por momentos llegamos a pensar que lo que parecía imposible en esta comunidad tal vez ocurriera. Pero el Jurado, con su rápido e inequívoco veredicto, hizo realidad nuestro primer pronóstico. Después de seis meses de complejo y agotador proceso, con decenas de testimonios y extensas evidencias, necesitaron sólo unas pocas horas para, sin siquiera hacer una pregunta o expresar una duda, alcanzar un veredicto unánime.

Bastaría con leer las declaraciones que hizo a la prensa la figura principal de ese Jurado para comprender que nunca tuvimos la más mínima oportunidad y que influyeron más los prejuicios o las últimas y engañosas palabras de los señores fiscales que los argumentos que se escucharon aquí durante medio año.

Y cuando hago referencia a las actitudes engañosas de la Fiscalía no pretendo hacer una acusación irrespetuosa o sin fundamento. Como expresé antes, no alcanzaría el tiempo para señalar todos los ejemplos. Baste recordar que la persona encargada de traducir la mayor parte de las evidencias utilizadas por la Fiscalía y quien fue presentada como experta en su especialidad, aseguró ante esta Sala que la palabra "plastilina" del español se utiliza para referirse al explosivo plástico, cuando cualquier niño hispano conoce, sin necesidad de ser experto, que la única plastilina de nuestro idioma es lo que en inglés se conoce como "molden clay". Dicho sea de paso, el documento de la mencionada plastilina fue utilizado y reutilizado una y otra vez de forma alarmista por los señores fiscales, aún conociendo, porque lo conocen, que no tiene nada que ver con ninguno de los cinco acusados.

Resulta igualmente ridículo que en un juicio a quienes se acusa de ser peligrosos espías y de atentar contra la seguridad nacional, la parte acusadora hiciera hincapié de forma reiterada en un supuesto incidente ocurrido en Cuba con un taxista del principal aeropuerto de ese país, en momentos en que la isla acababa de sufrir una ola de atentados terroristas. Me pregunto cuántos taxistas en estos mismos momentos estarán siendo observados por el FBI en aeropuertos de los Estados Unidos, no sólo por manifestar su descontento con el Gobierno, sino probablemente por sólo usar turbantes. Y es que para comprender las actitudes de un país o sus ciudadanos es necesario vivir, o sufrir, sus realidades cotidianas. El mencionado incidente, por inconcebible que parezca, no escapó ni siquiera al informe del P.S.I, aún cuando nadie sabría explicar qué relación puede tener con los delitos que se me imputan.

 Ya que he mencionado el reporte del P.S.I, me gustaría hacer referencia brevemente a unas palabras que escribí para el mismo (y cito): "Cuba tiene derecho a defenderse de los actos terroristas que se preparan en la Florida con total impunidad a pesar de haber sido históricamente denunciados por las autoridades cubanas. Es el mismo derecho que tienen los Estados Unidos de tratar de neutralizar los planes de la organización del terrorista Osama Bin Laden que tanto daño ha causado a este país y amenaza con seguirlo haciendo. Estoy seguro que los hijos de este país que cumplen esa misión son considerados patriotas y su interés no es dañar la seguridad nacional de ninguno de los países donde esas personas se refugian." (fin de la cita).

Esas palabras fueron escritas para el informe del P.S.I y enviadas a mi abogado para su traducción muchos días antes de los tristes y repudiables sucesos del 11 de septiembre, y hoy cobran mayor vigencia. Tal y como expresara el señor Presidente de los Estados Unidos en su última comparecencia ante la Organización de las Naciones Unidas, es necesario que todos los países se unan en la lucha contra los terroristas, pero no contra algunos terroristas, sino contra todos los terroristas. Yo agregaría que mientras se condenen las acciones de algunos de estos criminales y a otros se les albergue, se les permita actuar con impunidad contra la seguridad y soberanía de otros países y se les considere "luchadores por la libertad", nunca se podrá erradicar ese flagelo, y siempre habrá pueblos que para defenderse necesiten enviar a algunos de sus hijos a cumplir riesgosas misiones, ya sea en Afganistán o en el sur de la Florida.

 Su Señoría, se nos acusó de haber conspirado para cometer espionaje y dañar la seguridad nacional de los Estados Unidos. Se nos ha puesto al mismo nivel de los peores espías que se hayan conocido sin que para ello exista una sola prueba contundente y sin haber causado daño alguno, sólo sobre la base de suposiciones. La nuestra quizás sea una de las acusaciones de espionaje más ridículas en la historia de este país. Todo cuanto pretendimos hacer e hicimos aparece bien claro en la evidencia presentada. A la persona que más cerca estuvo de algo militar, después de llevar seis años trabajando en su insignificante puesto, todo lo que se le pedía era que tratara de buscar una posición que le permitiera estar más cerca de las pistas para poder observar la cantidad de aviones. Eso no es espionaje. Las evidencias y los testimonios ofrecidos por personas altamente calificadas en la materia así lo demuestran.

Por otra parte, es cierto que durante años algunos de los acusados tuvimos en nuestro poder documentos de identidad falsos, pero su único objetivo era garantizar nuestra seguridad. Como Jueza, usted conoce cuántos delitos se pueden cometer con una falsa documentación, sin embargo, en esta Sala se reconoció que el único uso dado a esos documentos, cuando se les dio alguno, estuvo encaminado exclusivamente a proteger nuestra integridad y la de nuestras familias.

Quisiera que me permita hacer referencia brevemente a lo que considero es la razón por la cual todos nos encontramos aquí en este momento: el cargo tercero del pliego acusatorio, "conspiración para cometer asesinato".

Los señores fiscales y las autoridades del FBI conocen y conocían desde un principio qué fue lo que verdaderamente ocurrió antes, durante y después del 24 de febrero de 1996. Ellos mismos tuvieron que reconocer que los mensajes de alta frecuencia que escogieron revelar como evidencia son solo una ínfima parte de todos los que interceptaron. Ellos conocen la verdadera historia. Saben que no existió ninguna conspiración para derribar esos aviones, y mucho menos para hacerlo sobre aguas internacionales. Saben perfectamente que no solo Gerardo Hernández, sino que ni siquiera Juan Pablo Roque tuvo nunca nada que ver con un plan para derribar las avionetas. Conocen que el regreso de Roque se había estado planificando desde mucho tiempo antes por razones estrictamente personales y que en febrero de 1996 se le orientó que fuera él mismo quien escogiera la fecha de su partida, recomendándosele el día 23 o el 27 de acuerdo a la disponibilidad de pasajes aéreos. Si hubiera existido un plan del cual Roque fuera parte, ¿cómo es posible que pudiera permanecer aquí hasta el día 27? Ese es solo un detalle de los muchos que hacen de este cargo el más absurdo e infame de todos los que se nos imputaron.

Después de dos años de estrecha vigilancia, habiendo grabado la mayoría de nuestras conversaciones telefónicas y personales y confiscado una gran cantidad de materiales de aquella época, los fiscales no pudieron presentar en este juicio ni una sola evidencia que muestre sin duda razonable que Gerardo Hernández conspiró para derribar esas avionetas o que facilitó en alguna medida su derribo. Basaron todo su caso en puras especulaciones, en pequeños extractos de los documentos, manipulados y sacados de contexto, y sobre todo en lo emotiva y susceptible que sabían resultaría esa acusación debido a la pérdida de vidas humanas.

Cabría preguntarse qué motivó a la Fiscalía a montar todo su show propagandístico alrededor de ese cargo y a buscar a toda costa la condena de alguien que ellos saben que no tuvo nada que ver con la muerte de esas personas. La respuesta quizás no sea tan difícil. Baste recordar la enorme presión ejercida por algunos sectores de la comunidad cubana que no quedaron satisfechos con las sanciones económicas adoptadas contra Cuba tras los sucesos del 24 de febrero. Las reiteradas acusaciones de estas personas y organizaciones contra el gobierno de los Estados Unidos por, según ellos, ser cómplice en esos sucesos y por no haber hecho nada por castigar a los responsables, se tornaban cada vez más molestas, como molesto e imperdonable resultaba para esos cubanos de Miami que la Oficina Regional del FBI hubiera infiltrado informantes en varias organizaciones del llamado "exilio", incluyendo a los "Hermanos al Rescate". Se hacía necesario limpiar la imagen y mejorar las relaciones, y para ello nada mejor que encontrar, o fabricar, un culpable.

Las autoridades sabían que se trataba de una situación en la cual siempre ganarían. Si me hallaban culpable de ese cargo, mucho mejor. Si era hallado inocente, por improbable que esto pareciera, de todos modos ganaban, porque podrían silenciar a quienes los acusaban de no haber juzgado a nadie.

Tal vez alguna persona, por ingenuidad o desconocimiento, pueda pensar que con mis palabras estoy exagerando la importancia que algunas autoridades norteamericanas conceden a las opiniones y reacciones del sector más extremista de la comunidad cubana. A esas personas me permito recordarles que el hecho de que los ciudadanos de esta nación no puedan viajar libremente a Cuba, o fumar tabacos cubanos, o comerciar con productos de ese país sin restricciones, o simplemente inmunizar a sus hijos contra enfermedades cuyas únicas vacunas son de patentes cubanas, no responde precisamente a las exigencias o intereses del pueblo norteamericano.

Su Señoría, he dicho siempre y reitero ahora que lamento profundamente la pérdida de esas cuatro vidas y comprendo el dolor de los familiares. Lamento también las miles de vidas que se han perdido por las constantes agresiones que durante más de 40 años ha tenido que sufrir mi pueblo, y el luto perenne de muchísimas familias cubanas. Esos muertos también tienen nombres y rostros, aunque sus fotografías no se puedan mostrar en esta sala.

Cuba no provocó ese incidente. Por el contrario, lo previno y trató de evitarlo por todas las vías a su alcance. El principal argumento de la Fiscalía durante el juicio fue que se trató de un crimen porque eran aviones civiles y desarmados. Recientemente esta nación ha conocido, de forma triste y brutal, cuanto daño puede hacer a sus habitantes un avión civil y desarmado. Tal vez por eso sus máximos dirigentes han advertido que todo avión que se aleje amenazadoramente de su ruta podría ser derribado aun cuando lleve a bordo a cientos de pasajeros. Quizás los señores fiscales consideren que eso sería un crimen. Su señoría ha dicho hoy que este país cambió su "percepción del peligro" después del 11 de septiembre; desgraciadamente, Cuba tuvo que cambiarla desde el 1ro de Enero de 1959, y eso es lo que no se quiere comprender.

Los principales responsables de lo ocurrido el 24 de febrero de 1996 son los mismos que no cesan en su empeño de provocar un conflicto bélico entre los Estados Unidos y Cuba para que el ejército de este país les haga lo que no han podido hacer ellos en 40 años. Ya sean flotillas, violaciones del espacio aéreo, falsas acusaciones o cualquier otro engendro, el objetivo es el mismo: que los Estados Unidos borren de la faz de la tierra al gobierno de Cuba y a quienes lo apoyan, sin importar cual sea el costo en vidas humanas de uno u otro bando. Se podría decir con certeza que si alguien ha puesto en peligro en reiteradas ocasiones la seguridad nacional de este país, son esos grupos de cubanos extremistas.

La Fiscalía dijo en esta Sala, durante sus argumentos finales, que Gerardo Hernández tiene sus manos manchadas de sangre. Me pregunto quién tendrá realmente las manos manchadas de sangre, si yo, o el individuo que disparó un cañón contra un hotel de La Habana lleno de personas; que es el mismo individuo que aparece en la evidencia de este caso planificando introducir en Cuba armas antipersonales; la misma persona que se cansó de desafiar abierta y temerariamente a las autoridades cubanas violando las leyes de aquel país, las de este país, y las normas más elementales de la aviación internacional; la misma persona que no solo no tuvo ningún reparo en llevar a esos jóvenes a la muerte, sino que en los momentos de mayor tensión, cuando aun podía interrumpir sus planes, no lo hizo, y en cambio dejó grabada su risa para la historia mientras sus compañeros morían.

Esa persona si tiene sus manos manchadas de sangre, y sin embargo a los señores fiscales no les importó cuando estrecharon esas manos en reiteradas ocasiones, incluso en esta misma Sala. Tampoco le importó a los fiscales ni a las máximas autoridades del FBI de Miami compartir con esa misma persona la tribuna y la euforia durante la conferencia de prensa el día del veredicto. Contradictoria actitud de quienes dicen representar la ley.

 Que sepan los señores fiscales que la única sangre que podría haber en estas manos es la de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi país por personas que hoy caminan tranquilamente por las calles de esta ciudad. Sangre por la que un día juré que estaría dispuesto a sacrificar mi propia vida si con ello podía proteger a mi pueblo de semejantes crímenes.

Su señoría, la Fiscalía considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el resto de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en este, en algún otro nivel del sistema, la razón y la justicia prevalecerán por encima de los prejuicios políticos y los deseos de venganza y se comprenderá que no hemos hecho ningún daño a este país, que merezca semejante condena. Pero si así no fuera, me permitiría repetir las palabras de uno de los más grandes patriotas de esta nación, Nathan Hale, cuando dijo: "Solo lamento no tener más que una vida para entregar por mi patria".

Muchas gracias.

Gerardo Hernández Nordelo