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Gerardo mantiene su fuerza y su enteresa

Gerardo mantiene su fuerza y su enteresa

“Yo les diría a esos jueces que ellos mismos comprueben si lo que dicen es cierto, yo les pediría que se pongan una camiseta que diga “Viva Fidel” y se paren en una esquina de la calle 8 para ver cuánto tiempo pasa antes de ser agredidos físicamente por esa comunidad a las que ellos consideran diversa”.   Declaraciones de Gerardo Hernández Nordelo.

Por Alicia Jrapko

El pasado 19 de agosto, 10 días después de que la Corte de Apelaciones de Atlanta ratificara el fallo del tribunal de Miami de que la sede no debió ser cambiada y  que no era necesario ordenar un nuevo juicio, visité a Gerardo Hernández en la prisión de alta seguridad de Victorville, California.  

En esta ocasión, le pregunté si podía contarme cual fue su reacción al conocer la decisión de la corte. “Si a alguien le quedaba alguna duda de que este es un caso político, allí está la prueba” me dijo Gerardo. Sin lugar a dudas, Gerardo es muy realista y tiene un profundo entendimiento del clima político actual que se vive en Estados Unidos. Un clima agresivo, hostil y muy difícil. Pero a pesar de los obstáculos, él está convencido de que esta lucha la vamos a ganar. “Perdimos una batalla pero no la guerra” afirmó con la dignidad y entereza que lo caracteriza.   

No lo sorprendió la decisión; no fue inesperada. Es más, recordaba que cuando hace exactamente un año, tres jueces unánimemente revocaron el caso, en una conversación con su esposa Adriana, cuando ella le decía “al fin podemos ver la luz al final del túnel” él le respondía “si, pero tengamos cuidado, no vaya a ser que venga un tren en dirección contraria.”  

Esta desconfianza, precisamente se basa en que Gerardo al igual que René, Fernando, Antonio y Ramón, supieron desde aquel  nefasto 12 de septiembre de 1998, cuando fueron injustamente arrestados, que este caso tenía muy poco que ver con la justicia. Un caso lleno de irregularidades, sobre todo porque Miami fue la sede del juicio.

Habría que ser ciego y sordo para no darse cuenta de que esa ciudad está impregnada de odio y prejuicio contra Cuba.   Después de sufrir casi 8 años de injustos encierros, de vivir de cerca la realidad del sistema de justicia de este país, Gerardo reflexiona “Si realmente hubiese justicia en Estados Unidos, las prisiones estarían casi vacías.”  

Al preguntarle cuál fue su reacción después de haber leído el informe de 120 páginas, donde 10 jueces determinan que Miami es una ciudad diversa, y heterogénea donde 5 cubanos acusados de ser espías del gobierno cubano pudieron obtener un juicio justo, me  dijo.

“Yo les diría a esos jueces que ellos mismos comprueben si lo que dicen es cierto, yo les pediría que se pongan una camiseta que diga “Viva Fidel” y se paren en una esquina de la calle 8 para ver cuánto tiempo pasa antes de ser agredidos físicamente por esa comunidad a las que ellos consideran diversa”.   

 Al preguntarle cuál había sido la reacción de algunas personas que se encuentran en la misma prisión al conocer el resultado de las apelaciones, me comentó que fueron muchas las muestras de solidaridad. Algunos prisioneros que habitualmente escuchan la cadena de radio Pacífica, conocieron la noticia del caso el 10 por la mañana  e inmediatamente fueron a darles su apoyo.  

Las anécdotas son conmovedoras, viniendo justamente de personas que se encuentran en situaciones tan adversas. Un preso le dijo: “Cuba (como lo llaman a Gerardo algunos presos) no hay que desanimarse, hay que seguir luchando hasta que regresen”.

No sólo otros prisioneros, también algunos guardias le dieron palabras de aliento. Durante todos estos años, Gerardo con su ejemplo, se ha ganado el respeto de muchos presos y los ha mantenido informados no sólo del caso de los Cinco, sino de la realidad de Cuba, la que no muestran por Univision o Telemundo. Gerardo me comentó que algunos presos le han pedido que les regale sellos postales que vienen de Cuba con la foto de los Cinco y que se los dedique. Otros le han solicitado retratarse con ellos.  

Lo que siempre me ha resultado sorprendente, es lo bien informado que está Gerardo de lo que sucede en el mundo, a pesar de no tener acceso absoluto a Internet, y con limitaciones para recibir cierta información o libros que no vengan directamente de las casas editoriales.  

Al preguntarle cómo hace para mantenerse actualizado, me respondió que recibe mucha información escrita. Las cartas continúan llegando de todas partes del mundo y en ellas copias de actividades en relación con el caso. Los compañeros de la Sección de Intereses le mandan fotocopias de todos los materiales que salen publicados y también recibe escritos de otros amigos con quienes se comunica.  

Además, le envían revistas de varias organizaciones progresistas de Estados Unidos y de otras partes del mundo. Entre ellas, la Revista Claridad que le llega de Puerto Rico y el Periódico Granma Internacional distribuido por una editorial norteamericana. También recibe el periódico The New York Times.   

Los ojos de Gerardo se iluminan cuando me cuenta que la revista que espera con mayor alegría es Bohemia, la única que le llega directamente desde Cuba y agradece enormemente a los compañeros que se la hacen llegar siempre.  Gerardo dice que lee menos de lo que debería, porque dedica mucho de su tiempo a responder las cientos de cartas que le llegan.

Con respecto a las cartas, me comentó que a veces las cartas salen y llegan rápido y otras se tardan un tiempo irrazonable. Con su habitual sentido del humor, me dice “el correo en la prisión esta más inestable que el precio del petróleo en el mercado internacional”. Y aunque a veces se le dificulta responder a tantas misivas, en lo posible trata de cumplir con todas las personas que le escriben, aunque se tarde un poco.

Le pregunté si alguna vez se toma un día libre para descansar, y me dijo “no, para sentirme satisfecho al final del día, aunque sea tengo que responder una carta.”  Hablamos de la proximidad de la Jornada Mundial de Solidaridad con los Cinco y de todas las actividades que se planean entre el 12 de septiembre y el 6 de octubre.

Comentamos sobre la próxima marcha que se realizará el 23 de septiembre frente de la Casa Blanca. Además le conté que se está organizando una gira para presentar el libro Terrorismo de EE.UU. contra Cuba, el caso de los Cinco y que el editor del libro, Salim Lamrani, realizará varias presentaciones entre el 3 y el 11 de Octubre en Estados Unidos.

Al respecto Gerardo me comentó que leyó el libro y piensa que es una fuente de información valiosa para las personas que no conocen del caso.  Para ponerle siempre un toque de buen humor, me comentó que desde su celda le ha hecho la propaganda al libro recomendándoselo a varias personas que le escriben, y como resultado, muchas lo han adquirido, incluyendo dos guardias de la prisión.   

Gerardo siempre agradece todas las muestras de solidaridad que recibe de todas partes del mundo y aunque tiene plena confianza en el equipo legal que los representa, también sabe que ahora más que nunca la lucha hay que darla políticamente. Sabe que la denuncia se tiene que multiplicar para que se conozca el caso, sobre todo en Estados Unidos, donde tanto se ha silenciado.    

Mentiría si dijera que encontré a Gerardo desanimado o deprimido. Siempre mantiene la misma fuerza y entereza, porque está convencido de que los Cinco tienen la verdad y la razón de su lado.   Los Cinco cubanos son dignos representantes de su pueblo, y están presos porque sobre ellos se ha desatado la ira del país más poderoso del mundo que no le perdona a Cuba el ejemplo que significa para el resto del mundo.  

Se pasaron las horas, llegó el momento de la despedida. Lo vi caminar hacia la puerta que lo conduciría nuevamente a su injusto encierro. Allí, con la dignidad que lo caracteriza, se despidió con su puño en alto y una sonrisa. Cuando escuché el fuerte golpe de la puerta cerrándose,  no sentí tristeza, sino toda la fuerza que Gerardo me transmitió durante nuestra conversación para continuar con esta lucha.  

El trabajo legal continuará, pero lo que es obvio es la necesidad de profundizar el entendimiento del caso de los Cinco y llegar a todos los sectores de la población estadounidense. Cuba y los Cinco se lo merecen.   

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