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Se busca un terrorista

Se busca un terrorista

Freddy Pérez Cabrera

Orlando Bosh Ávila es uno de los más conocidos terroristas del continente americano. Desde los primeros meses de 1959 comenzó a conspirar contra la Revolución. Bosch se opuso a la condena de los pilotos criminales de guerra que habían bombardeado numerosas ciudades provocando miles de víctimas civiles en el curso de la guerra de liberación. Después de unas pocas semanas, a mediados de 1960, período en que Bosch se atribuye falsamente una larga y destacada participación como cabecilla de una banda de alzados en el Escambray, integrada por asesinos como Sinesio Walsh y Porfirio Ramírez, abandona los campamentos para dirigirse a Miami, con el fin de recabar dinero y armas, no regresando más al país.

Sus acciones en los 60

En agosto del año 1960, según sus memorias, recogidas en su libro 40 años de lucha, 40 años de razón, publicado en Miami en 1999, fue nombrado representante de la organización Movimiento Insurreccional de Recuperación Revolucionaria (MIRR). En 1961 organizó varios planes de infiltración en Cuba con fines de bandidismo, los que resultaron fallidos. Con el apoyo de la CIA, Bosch instaló 3 campamentos de entrenamiento en la Florida para grupos de infiltración en Cuba. A partir de 1963 organizó decenas de ataques terroristas por medio de incursiones aéreas contra instalaciones económicas en el país, que provocaron la muerte de personas inocentes, decenas de heridos y daños cuantiosos. Estas acciones son presentadas por Orlando Bosch, como supuestos logros de su lucha contra la Revolución cubana, con la anuencia de la CIA. Bill Johnson, citado por la prensa de Miami como ex piloto de la CIA, declaró haber volado con Bosch, bajo contrato, en incursiones aéreas contra ingenios azucareros cubanos. El 17 de enero de 1965, Bosch se adjudicó el lanzamiento de bombas de napalm y fósforo vivo sobre el central Niágara en Pinar del Río, declarando a la prensa de Miami: “si tuviéramos recursos, ardería Cuba de un extremo a otro”.

Desafío a las autoridades norteamericanas

El 11 de junio de 1965, el periódico The Miami News, publicó un artículo sobre las acciones terroristas que durante tres años desde Estados Unidos, venía ejecutando Orlando Bosch Ávila y el denominado MIRR. El redactor expresó que el terrorista y cinco de sus hombres fueron detenidos en Zellwood, Orlando, Tampa, por las autoridades al intentar exportar sin licencia 18 bombas aéreas desde el territorio norteamericano. Lo anterior evidenciaba la verdadera voluntad política de las autoridades norteamericanas, pues para ellos no constituía delito incursionar ilegalmente sobre Cuba desde pistas aéreas de Miami, ni lanzar bombas contra un país que no está en guerra con los Estados Unidos. Sin embargo, exportar bombas sin permiso constituía causal suficiente para la detención. El cargo se tipificó entonces a partir de la violación de una ley federal que prohíbe exportar material de guerra sin licencia. Se comprobó igualmente que los detenidos se disponían a bombardear la Refinería de La Habana y se les ocuparon también dos ametralladoras calibre 50, 32 ametralladoras de mano, 230 granadas y 300 libras de explosivo C-4. Pero al parecer, esto tampoco constituía delito. En pleno proceso judicial, Orlando Bosch en desafío a las autoridades norteamericanas, anunció en la prensa local que el barco cubano Aracelio Iglesias había sido saboteado por miembros de su organización cuando cruzaba el Canal de Panamá, lo cual le causó un daño valorado en 145,00 dólares. Todo terminó en una fianza de siete mil dólares para el grupo, que se negaron a pagar. Entonces, ya Orlando Bosch tenía dos causas ante los tribunales de Miami, Florida, por hechos similares. En octubre de 1965, por órdenes de Orlando Bosch, en San Juan, Puerto Rico, se colocó una bomba en el casco del barco de turismo español Satrusteguí, con 101 pasajeros y 109 tripulantes. Bosch declaró “oficialmente” la guerra a España y Gran Bretaña por mantener relaciones comerciales con Cuba. En el mismo mes Bosch fue detenido en Harbford, Connecticut, por el delito de extorsión contra comerciantes cubanos que se negaban a pagar contribuciones para realizar acciones terroristas contra Cuba. El 30 de septiembre de 1966, aviones al servicio de Bosch arrojaron explosivos sobre Punta Pastelillo y Puerto Tarafa en Camagüey, y el 15 de noviembre sobre la planta química y eléctrica “Cepero Bonilla” en Matanzas.

El MIRR se transforma en Poder Cubano

En 1967 el MIRR desarrolló otras acciones contra Cuba y se transformó en la organización terrorista Poder Cubano, con Bosch al frente, que durante 1968 ejecutó 82 acciones terroristas, (bombas y asesinatos) la mayoría dentro de Estados Unidos contra intereses cubanos, norteamericanos y de terceros países relacionados con Cuba. El 21 de enero de 1968, seguidores de Bosch, dinamitaron un avión modelo B-25 en el aeropuerto internacional de Miami que transportaba medicinas a Cuba. Por demoras en la partida el explosivo C-4 estalló en la pista y sólo destrozó un ala, no ocasionando daños humanos. El grupo terrorista Poder Cubano, había enviado dentro de una valija postal una bomba que estalló en los almacenes del Ministerio de Comunicaciones de Cuba el 8 de enero del propio año 1968, que ocasionó heridas a tres de los trabajadores de correos. En febrero del propio año una empresa en Miami que enviaba paquetes de medicinas a Cuba fue objeto de una bomba de Poder Cubano.

Bosch: no se limita a Cuba. Amenaza al mundo

El 7 de junio, esa banda terrorista amenazó en la prensa de Miami a todos los empresarios que enviaban paquetes de medicinas a Cuba. En un ultimátum declaró la guerra a las agencias que realizaban estos envíos, así como a los aviones y barcos que los transportaran. Amenazó a los gobiernos de México, España y Gran Bretaña. Contra este último se adjudicó haber saboteado el 5 de mayo del propio año, al barco Granwood Coma a 20 millas al sudeste de Cayo Hueso. El 30 de mayo de 1968, el barco mercante Asaka Maru de Japón fue dinamitado en Tampa. El 11 de julio es saboteado otro barco japonés, esta vez el Mikagesan Maru, que transportaba mercancías a Cuba, desde las costas de Texas. El barco inglés Lancastrian Prince, fue objeto de un acto terrorista, y la compañía textilera Morton Textile Co. de Montreal, Canadá, sufrió graves daños en sus mercancías destinadas a Cuba, cuando en varios bultos fueron introducidos explosivos incendiarios que al llegar al puerto de Nuevitas en Camagüey en el carguero cubano Río Damují, se accionaron y provocaron un incendio. El 3 de agosto el barco mercante inglés Caribbean Venture, procedente de Newcastle, Inglaterra, fue dinamitado en el puerto de Miami. Con anterioridad, la residencia del cónsul británico en Miami, Francis Pelly había sido objeto de una bomba el 8 de febrero, lo que destruyó dos autos en el barrio residencial de Coral Gables. En esa fecha y desde el 22 de abril se habían registrado otra docenas de explosiones ejecutadas por Poder Cubano encabezado por Bosch, en la ciudad de New York; seis en Los Angeles, y dos en Chicago. También la residencia del cónsul de México en Miami, una agencia de turismo de España en la misma ciudad y en numerosos negocios de emigrados cubanos habían colocado bombas. El 13 de septiembre de 1968, el barco mercante español Coromoto fue dinamitado en San Juan, Puerto Rico, por terroristas de Poder Cubano. El 16 del propio mes el barco, Polianica, de Polonia anclado en el puerto de la Isla Dodge, fue impactado por un proyectil de cañón de 57 milímetros disparado por terroristas al servicio de Bosch, que lo dañó ligeramente, lo que ocurrió muy cerca de una patrulla de los guardacostas norteamericanos. Esta acción se registró como el atentado número 36 de esa banda terrorista.

Condenado y puesto en libertad

En noviembre de 1968, un gran jurado de Estados Unidos declaró a Bosch culpable. Se le inculpa de ser cerebro de los actos terroristas contra barcos mercantes, firmante de comunicados amenazadores a la prensa, así como el ejecutor de 40 actos terroristas ejecutados en el área de Miami durante ese año. Orlando Bosch recibió una condena de 18 años por cinco cargos diferentes, pero fue liberado el 15 de diciembre de 1972, después de pasar apenas cuatro años en prisión. Sale en libertad condicional, y se reincorpora de inmediato a las acciones terroristas directamente, las que habían estado bajo su dirección desde el interior de la prisión. Viola entonces, las supuestas restricciones que le imponía su status de bajo palabra y libertad regulada. Para evadir los controles, cambia el nombre de su banda terrorista, ahora se nombraría Acción Cubana, la que se adjudicaría en lo adelante las acciones terroristas. Pero serían los mismos terroristas bajo su comando, con la posibilidad real de actuar con impunidad y tolerancia de las autoridades. Después llegaría a un arreglo tácito con las autoridades: sacar el terrorismo del territorio norteamericano y actuar en el exterior contra entidades y personal cubano.

Traslado a Chile

Bosch salió ilegalmente de Miami en junio de 1974 para solicitar el apoyo de la Junta Militar de Chile, que desde el 11 de septiembre de 1973 había usurpado el poder en ese país por medio de un sangriento golpe de estado fascista. Allí se involucró en acciones criminales de todo tipo:
  • 1974 - asesinato en Argentina del ex comandante de las fuerzas armadas chilenas, general Carlos Prats y su esposa.
  • enero de 1974 a noviembre de 1975 - organizó 14 acciones terroristas contra misiones diplomáticas y personal cubano en distintos países, así como un atentado contra el embajador cubano en Argentina, Emilio Aragonés y colocó una bomba en la Empresa Venezolana de Turismo en Venezuela.
  • octubre de 1975 - ametralló en Roma, Italia, a Bernardo Leighton, vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano Chileno en el exilio y a su esposa.
  • septiembre de 1976 - asesinato en Washington, Estados Unidos, del ex canciller chileno Orlando Letelier y su colaboradora Ronny Moffitt, en complicidad con el terrorista detenido en Panamá, Guillermo Novo Sampol.

Bosch en la prensa norteamericana

El clima de terror y de intolerancia en Miami alcanzó tal proporción que ni las propias autoridades podían acallar tal situación. En una audiencia en el Senado en mayo de 1976, ante el subcomité para investigar como se administra el Acta de Seguridad Interna, comparecieron autoridades del Departamento de Seguridad Pública de la Florida, en particular del Buró de Organizaciones Delictivas, Terrorismo y Seguridad, los que reconocieron el clima de terror imperante en Miami y la ola de crímenes cometidos en esos años, donde aparece involucrado el propio Bosch en muchos de estos actos. Al parecer, esta “obligación” en la lucha contra el terrorismo hacia Cuba ha constituido sólo letra muerta en las leyes de ese país. El periodista Dick Rusell, escribió el 29 de octubre de 1976 en el New Times, un artículo muy revelador, el que denominó: El reino del terror de la pequeña Habana que describe a los terroristas cubanos de entonces en su febril campaña y caracteriza algunos de sus más fieles ejecutores. El artículo expresaba que “con más de 100 bombas en los últimos 18 meses y un promedio de un asesinato por semana desde el mes de abril, la comunidad de emigrados cubanos de 450,000 personas está enfrentándose a la angustia de una guerra civil.” Señalaba también que el legado de la CIA en todo aquello era más tangible, ya que a principios de año, cuando el reino del terror comenzó a escalar en Miami, la policía de esa ciudad envió una petición al cuartel general de la CIA, solicitándole una lista de los exilados entrenados en confeccionar bombas, y si era posible, una lista de todos los explosivos plásticos C-4 y C-3 que habían dejado cuando la CIA cerró la escuela. Hasta el momento no han recibido la lista. Rusell consideraba a Miami, ya desde entonces, la capital de la cocaína en el mundo y sobre los cubanos, añadía: "la mayor parte de ese negocio de ocho millones anuales está dirigido por los exiliados cubanos." "El asunto de la droga y de la política, se han convertido en dedos de la misma mano." y terminaba : "La delgada línea entre Bosch y la mafia cubana es difícil de descifrar". La definición terrorista y mafiosa de Bosch, la dió Jay Mallin, corresponsal de Time en aquella década de los años 1970: "El éxito de Bosch tiene una explicación muy simple, es el viejo estilo gangsteril de Chicago, si ud. no paga, él pone una bomba en su oficina, así de sencillo...Bosch es un extorsionista, no un patriota. En Miami todo se ha reducido a ser una actividad criminal“.

Destino América Latina

Orlando Bosch se había puesto al frente de una alianza integrada por cinco organizaciones anticomunistas suramericanas, entiéndase escuadrones de la muerte, para en su opinión hacer un “frente solidario, fuerte, pujante y viril” para combatir al comunismo y a líderes democráticos en el continente. El proyecto involucró a los regímenes militares de Brasil, Argentina, Chile y Paraguay, muy estrechamente vinculado a la denominada Operación Cóndor, unión ejecutiva en esos países para eliminar opositores y coordinar la persecución de figuras políticas de izquierda en América Latina en esos años. En junio de 1976, Bosch se trasladó nuevamente a República Dominicana, donde convocó a una reunión de organizaciones terroristas basificadas en Miami, para unir esfuerzos en sus acciones contra Cuba. En julio un grupo de éstas se reunieron en una residencia del pequeño pueblo de Banao y crearon lo que se denominó Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), que ejecutaría en ese año y en los siguientes decenas de acciones terroristas contra entidades cubanas y de otros países latinoamericanos y europeos. La primera acción del CORU se realizó el 10 de julio de 1976 contra la línea aérea Cubana de Aviación en Barbados; el 11 contra Air Panamá en Colombia; el 23 fue asesinado Artagñan Díaz Díaz, funcionario del Instituto Cubano de la Pesca en Mérida, Yucatán, México, cuando intentaron secuestrar al cónsul cubano en esa ciudad. El 9 de agosto fueron secuestrados y asesinados dos funcionarios cubanos acreditados en la Embajada de Cuba en Argentina y el 6 de octubre es destruido en pleno vuelo el Avión de Cubana de aviación en Barbados, plan largamente soñado por el terrorista Orlando Bosch. Los autores intelectuales y materiales de este execrable crimen, después de once años de dilaciones jurídicas fueron sancionados por tribunales de Venezuela. Desde la prisión, Bosch continuó dirigiendo las acciones terroristas y criminales de la Coordinacion de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), las que causaron la muerte de personas inocentes y daños materiales incalculables a Cuba. Uno de los autores intelectuales y organizadores del acto terrorista, Luis Posada Carriles, se fugó de la cárcel después de dos intentos fallidos.

Nuevamente liberado

Posteriormente, Bosch fue deportado de Venezuela, hacia los Estados Unidos donde después de nueve meses de encarcelamiento fue puesto en libertad gracias a las gestiones de la Fundación Nacional Cubano Americana y de los representantes Lincoln Díaz-Balart Caballero e Ileana Ros Lehtinen. Desde su salida de prisión, reinició sus actividades contrarrevolucionarias desde el llamado Partido Protagonista del Pueblo sin ser molestado por las autoridades norteamericanas, y creó la corporación no lucrativa "El Gran Operador", para recaudar fondos y envíar medios y recursos bélicos a sus seguidores en Cuba. Dicha corporación, que actuaba bajo el lema "Mezcla para los Albañiles", realizó actividades como almuerzos campestres, exposiciones y ventas de pinturas, grabados y rifas, además de intentar envíar explosivos y detonadores dentro de libros, a las personas con las que mantenían estrecho contacto dentro de la isla, utilizando para ello un tercer país. Ha vivido como un ciudadano honorable en una confortable residencia de Miami, con la generosa protección política y económica de la FNCA, como lo dispuso su fallecido cabecilla Jorge Mas Canosa e incluso, se le ofreció la Jefatura Militar de dicha organización, pero este no aceptó pues no podía correr el riesgo de perder su protagonismo. También mantiene muy buenas relaciones con Roberto Martín Pérez, miembro del grupo paramilitar de la FNCA. La impunidad de este criminal, constituye sin dudas, una de las páginas más vergonzosas en la historia de las agresiones del gobierno de Estados Unidos contra el pueblo cubano 

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